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OPINIÓN - SÁBADO, 22 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / SNIPER

La hierofanía de “Al Qaïda”
 


José Luis Navazo
jlnavazo@telefonica.net
 

El análisis de la fenomenología terrorista, en este caso de matriz islamista, aplicada a la organización “Al Qaïda” suele priorizar análisis coyunturalmente historicistas, minimizando el ortodoxo contenido ideológico subyacente en el mismo y dejando a un lado la primera obviedad: 1.- Paralelismos ideológicos primigenios, que podemos rastrear casi hasta los primeros tiempos del nacimiento de la comunidad islámica como hecho sociopolítico, son consustanciales al desarrollo del islamismo movimientos de corte extremista (si bien con un arsenal terrorista más primitivo) que han servido de icono a Osama Ben Laden y los suyos.

Por otro lado, el movimiento terrorista de “Al Qaïda” representa per se toda una elaborada interpretación mediática de carácter trascendente, que apuntaría a su proyección como hierofanía dentro de conjuntos interrelacionados. Partiendo de elementos comunes del Islam como religión, la ideología de “Al Qaïda” reelabora en beneficio propio las tres grandes agrupaciones clásicas de conjuntos hierofánicos en provecho propio, manipulándolas y apropiándoselas como elementos de intermediación, a través suya, entre el musulmán de a pie y su destino final en el Cielo de Aláh: 2.- Así pues, “Al Qaïda” engloba y proyecta en su particular cosmovisión los tres conjuntos hierofánicos presentes en el Islam:

a) La Naturaleza, de rango creacionista en las que sus diversas realidades se muestran como tipos de hierofantas: desde el Cosmos a los elementos naturales, ordenados con un fin predeterminado que desembocarían ineludiblemente en una particular visión teleológica y apocalíptica.

b) Los Espacios Sagrados, como elementos de mediación (fruto de la asunción pretendidamente superada de una idolatría primigenia) entre Dios/Aláh y los hombres que proyectarían, simbólicamente, su significación ritual y religiosa: desde el suelo santo e inviolable de La Meca y Medina, a la interculturalmente abrahámica Jerusalén, siempre naturalmente bajo la égida superior y dominante del Islam.

c) El Tiempo Sagrado, que marca la historia humana con una dimensión escatológica hasta el final de los tiempos, cuya marcha atrás ya habría comenzado desde la aparición del primer signo: el nacimiento y predicación del “Sello de los Profetas”, Mahoma, el Mensajero de Dios/Aláh como él mismo habría advertido, señal desencadenante del profético advenimiento del Mahdi.

La conjunción de estos elementos arrojaría luz sobre el entramado teológico de “Al Qaïda”, arrumbando peligrosos discursos teorizantes hábilmente manejados por el entramado terrorista enraizado en el Islam y sus corifeos mediáticos: el colonialismo de Occidente, la existencia del Estado de Israel o la actual guerra de Irak y Afganistán como causas desencadenantes del fenómeno terrorista. Admito que pueden puntualmente coadyudar, pero nada más. La ideología terrorista de “Al Qaïda” hunde sus raíces en el salafismo yihadista, el pensamiento de Ibn Taymiyya, la escuela jurídica hambalí y un exacerbado wahabismo. Solo partiendo de este prisma podemos enfocar con claridad el problema.
 

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