De difícil manera podrá prepararse
el PSOE ceutí las anunciadas próximas elecciones Generales
de persistir la actitud de disenso existente entre la
Gestora nacida de la anterior ejecutiva fracasada en las
municipales y los ‘renovadores’ o también llamados
‘críticos’ frente al sector ‘oficialista’ representado por
una figura de perfil político negativo y que aglutina
entorno a sí las críticas más duras desde cualquiera de las
alas en las que se ha expandido el Partido Socialista de
Ceuta (PSOE) de toda la vida.
Con poco menos de 200 militantes con el carnet del puño y la
rosa, con voz y voto en la sede de Daóiz, el futuro no
parece muy halagüeño para esta formación que, en su día fue
referente y mantuvo en Ceuta una fuerte organización en el
que cabían muchas corrientes, donde el diálogo y el debate
formaba parte de la vida interna de un partido en el que
siempre sobró la Oligarquía como forma de mando sobre el
resto. Era un ejemplo de la más pura esencia de la
democracia.
Hoy en día poco queda de aquellos tiempos en los que las
asambleas se respetaban, donde se discutía con vehemencia,
pero donde permanecía siempre la esencia del socialismo como
canal y casa común en la que se encontraban los
discrepantes.
Aun cuando las familias siempre han existido en su interior
y han formado parte de la historia evolutiva de la formación
en Ceuta, tras el GIL, la sede se cerró a cal y canto. El
temor a otro caso Bermúdez despertó múltiples fantasmas del
que aún el PSOE no parece estar recuperado.
La estructura piramidal de un partido, con una sólida base
[militancia], no se da hoy en día en el PSOE ceutí. Y es ahí
donde se genera el gran problema.
La corriente crítica cobra cada día más elementos a sus
filas y los oficialistas intentan mantener su barco, eso sí,
con las puertas cerradas.
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