El delegado del Gobierno anunció la pasada semana que Ceuta
iba a vivir, de momento, seis meses “mágicos” en materia
sanitaria.
El pasado martes, en la sesión de control al Gobierno, el
portavoz ocasional socialista al que le ‘tocó’ en suerte
preguntarle al ministro, Alberto Fidalgo, leyó la exposición
preparada para la respuesta del flamante Bernat Soria, quien
enumeró el costo global de la inversión que se ha llevado a
cabo en Ceuta y en Melilla para la atención sanitaria bien
para las obras del nuevo hospital, bien como la dotación de
medios para el actual centro del Ingesa.
El ministro y Fidalgo reconocieron, uno tácitamente y otro
de un modo claro, que Ceuta se prepara para atender
sanitariamente no sólo a los ceutíes, sino también a la
población del “país vecino y amigo” como dijo Fidalgo. Este
es un hecho que ya era una realidad diaria. Quizá la magia
estaba en descubrirlo abiertamente.
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