“Hace años, una tarde de junio en la que Eduardo Gallardo me
estaba ayudando a preparar la declaración de la renta me
dijo: ‘Juan, lo siento pero son las 7’. Yo le pregunté que
sucedía a esa hora y me respondió: ‘Cada día, esté haciendo
lo que sea, a las 7 meriendo con Anita’ [su esposa]. Esta
anecdota desvela que hay personas en la vida que saben
compatibilizar su vida personal y laboral”. Así de emotivo,
más de lo habitual, se mostró el presidente de la ciudad
autónoma, Juan Vivas, al hablar de su vínculo con el
receptor de la Medalla de Plata de Ceuta.
Y es que, como amigo de su padre y de la familia Vivas, la
concesión por unanimidad del galardón al corredor de seguros
tuvo especial significado en su edición de 2007 para el
alcalde de la ciudad. “Para Eduardo no había ni horas ni
quejas, su actitud siempre fue conciliadora, huía de la
confrontación, salvo en situaciones que consideraba
injustas”, explicó.
En su opinión y tal como fue arropado al final de su
discurso, Gallardo “personaliza la idea de que uno tiene lo
que es capaz de dar”. Los aplausos se sucedieron desde el
minuto 1 de la entrega del galardón porque el Hermano Mayor
Emérito de la Cofradía de Nuestra Señora de África no fue un
premiado más.
El carácter íntimo del encuentro y lo numeroso del público
corroboró lo que el nieto de Eduardo Gallardo dijo dentro de
su discurso: “Esta es una muestra más de lo orgullosos que
estamos en la familia y que demuestra que es un ejemplo a
seguir. Por su perseverancia, por su luchas, gracias a ti,
hoy somos lo que somos”, concluyó.
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