La televisión pública, es decir,
Radio Televisión Ceuta, sigue con su buena costumbre de
hacer posible que se vean los partidos que juega en la
península la Asociación Deportiva Ceuta. La temporada
anterior, los aficionados disfrutamos incluso de imágenes
estupendas pertenecientes al sitio visitado. Y así lo
destaqué en este espacio. Asimismo, como quien no quiere la
cosa, hablé de que las retransmisiones resultaban en muchos
momentos carentes de interés. Y, desde luego, me pareció de
mal gusto que un miembro destacado de la directiva del
primer equipo local, fuera a su vez el glosador de muchos
encuentros. Por razones obvias.
Lo del glosador directivo, o sea, la persona que nos
explicaba los aciertos y desaciertos cometidos por las
partes contendientes, tengo la impresión de que ha sido
corregido. A no ser que él mismo se haya tomado unas
vacaciones y pronto se le ocurra volver a las andadas.
Aunque no es la contumacia en el error algo que pueda
achacársele a Cecilio Castillo. En cambio, el comentarista
sigue hablando demasiado: incurre constantemente en
redundancia, repitiendo para el espectador algo que el
espectador ya sabe porque está siendo testigo de ello. Y esa
actitud, la de estar parloteando de principio a fin de la
función, mengua en gran medida la calidad del espectáculo
futbolístico. En la misma medida que distrae de modo que nos
hace perder el tino de cuanto viene aconteciendo en el
césped.
Así, debo confesar que tentado estoy a veces de evitar la
voz. Pero ello sería proporcionarme un castigo inmerecido:
pues las imágenes, al margen de lo que diga el tópico, están
necesitadas de comentarios sabrosos; aclaraciones del juego
con las que enriquecernos. Una actividad, sin duda, que bien
puede prescindir de una efusividad verbal capaz de alterar
los nervios del más reputado Juancojones.
Estoy seguro de que no faltarán quienes aireen lo mucho que
gritan y hablan casi todos los comentaristas de fútbol. Y
saldrá a relucir los nombres de quienes han logrado
consagrarse diciendo perogrulladas a espuertas. Aun así, mi
obligación es recordarle al comentarista de RTCE, lo bien
que haría en no hacer radio desde un medio tan distinto como
es la televisión. Ya que cuenta con actitudes suficientes
para no darnos la tabarra del siglo.
Cuando la radio era el único medio de transmitir un partido,
el inefable Matías Prats no sólo tenía que informarnos
verbalmente de los pormenores, sino a ser posible, envolver
la jugada en una cálida verbosidad que conmoviese nuestra
sensibilidad patriótico-deportiva. Pero todos sabemos que la
televisión es otra cosa.
Algo de lo que siguen sin enterarse, salvo raras
excepciones, los comentaristas de la pequeña pantalla. De
modo que el domingo pasado, volvimos a sufrir, por partida
doble, la retórica superflua, gratuita y ridícula desde los
estudios de la televisión local, por parte del profesional
de siempre.
Lo cual fue debido a que el despertador de Nayim, glosador
invitado, no sonó a tiempo. Menos mal que siempre nos
quedará la oportunidad de preguntarle a Juan Vivas, a Pedro
Gordillo, o a cualquiera de los miembros del Gobierno que
estuvieron en la Ciudad Deportiva del Betis, acerca de los
errores cometidos por la ADC. Y seguro que ellos coincidirán
conmigo en que Sandro, un coloso como central por la
derecha, rinde muchísimo menos cuando lo hacen jugar en el
lado izquierdo.
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