La alta tasa de natalidad con la
que contamos en la ciudad predice los niveles de saturación
con los que contarán las aulas de los distintos colegios que
se encuentran distribuidos por nuestro territorio.
Una vez más, en este inicio del nuevo curso escolar, los
padres se alzan indignados ante la ubicación que se les ha
procurado a sus hijos por la falta de espacios, por la falta
de materiales adaptados a las necesidades de atención de
esta población escolar de menor edad.
No debería ser lógico que estas situaciones se repitan, hoy
en el Lope de Vega, mañana en el Juan Morejón, pasado... Los
padres andan realmente enfadados y recuerdan que en mayo
tuvieron que rellenar las solicitudes de matrícula. Hecho
éste que debió servir de test para comprobar con antelación
la demanda existente.
No parece que esta previsión se tuviera tan en cuenta en
función de lo protestado por los padres. En el CP Lope de
Vega primero y en el CP Juan Morejón después, el MEC ha
quedado un tanto en evidencia, no por el interés en atender
a este sector de la población -del que no dudamos-, porque
no ha previsto las instalaciones suficientes para acoger
adecuadamente la obligación de atender con holgura los
servicios prestados a los ciudadanos, y los niños, aunque
pequeños, también lo son.
Como en el caso de la Sanidad, no parece muy edificante el
hecho de que, habiendo sido transferidas las competencias en
Educación a las comunidades autónomas, el MEC no acierte a
volcarse como merecería las ciudades de Ceuta y Melilla como
parte de su territorio competencial.
La Ciudad ha brindado su apoyo en infinidad de ocasiones.
Bueno sería que se establecieran lazos estables no ya de
comunicación, sino de colaboración verdadera donde el
gobierno autónomo cuente de veras. Al fin y al cabo, la
administración local es mucho más ágil burocráticamente
hablando que la estatal. Y eso debería tenerse en cuenta.
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