10. LUNES
Lo más destacado del pleno celebrado fue, sin duda, el
minuto de silencio dedicado a María del Carmen Cerdeira. Yo
la sigo recordando pisando el Ayuntamiento, alegre y
dinámica, recién elegida concejal. Pizpireta siempre, como
bien la definió el día de su entierro, Amparo Rubiales, su
gran amiga, dejaba ya entrever una personalidad apabullante.
Muchas veces he dicho que María del Carmen me trató siempre
con gran respeto y hasta mostró sus preferencias por mí
cuando se trataba de elegir al profesional que hiciera la
entrevista al socialista relevante, que arribara a la
ciudad. No cabe duda de que ella quiso que ante mí se
sentaran ministros para dejarse interrogar. Sin las
molestias de ningún asesor ni de testigos impertinentes.
Así, tuvo a bien concederme la oportunidad de sentarme ante
Carmen Romero en un despacho de la calle de Daoíz. Con lo
cual me permitió entrevistar a una de las mujeres más
interesantes de una época donde ella, María del Carmen, ya
destacaba en muchos aspectos. Bien está el minuto de
silencio. Pero me parece que su figura debe pasar a la
posteridad por medio de un recuerdo visible a cada paso.
11. MARTES
Pasear por la ciudad conduce a tener que pararse a cada paso
con los conocidos que uno se va hallando. En esta ocasión,
me toca sentarme en una terraza con un político que goza de
mi aprecio. Y allá que nos metemos en cháchara durante unos
minutos. Y es él quien saca a relucir el nombre de Emilio
Carreira para decirme que éste ya ha vuelto al tajo; es
decir, a su tarea como funcionario de prisiones. Con lo cual
se ha cumplido la sentencia que alguien propaló en su
momento acerca de él: “El haber aspirado a la presidencia
del PP, y en vista del modo en el cual se desarrollaron los
hechos, le va a costar caro”. El castigo ha sido, según me
aseguran, que nunca más ocupará un cargo con los actuales
gobernantes. Eso sí: parece ser que Emilio, apreciado por
los directivos de cierta empresa, está pensando en aceptar
una propuesta de trabajo que le han hecho. Ojalá que
acierte. Pero he aquí un ejemplo, claro y rotundo, de cómo
los éxitos son efímeros y el poder una anécdota de corto
alcance.
12. MIÉRCOLES
El delegado del Gobierno ha sorteado con habilidad las
preguntas sobre la trifulca entre algunos agentes de la
Policía Local y otros de la Autoridad Portuaria.Ocurrida
hace días. Ha dicho amén a las declaraciones hechas por Juan
Vivas y Pepe Torrado, relacionadas con el problema. Y luego,
como no podía ser de otra forma, se ha referido a la gresca
como algo lamentable que no debe repetirse nunca más. Por
una vez, desde que llegó a esta tierra, Jenaro García
Arreciado no se ganará las iras de Juan Luis Aróstegui por
sus palabras. Pero me temo que el político onubense, tan
experto en asuntos de Puertos del Estado, se habrá quedado
con las ganas de ahondar en el comportamiento de algunos
miembros de la Policía Local. Un Cuerpo que goza de la
protección del Gobierno de la Ciudad, como debe ser, aunque
creo que ha llegado la hora de atender también al
descontento que se viene generando contra el exceso de
autoridad que suelen mostrar algunos policías. A mí, fechas
atrás, me fue posible presenciar la actuación desafortunada
de un agente dirigiéndose de manera chulesca a un taxista
que no estaba contraviniendo ninguna regla de tráfico. No
vale, bajo ningún concepto, además de mirar a las personas
por encimas del hombre, amedrentar sin razón: “Yo le multo,
si usted no me hace caso, y luego si quiere haga el pliego
de descargo”. El resto de la conversación me la reservo. No
vaya a ser que luego me digan que así no suelen hablar
ciertos policías. Como verán ustedes, en la denuncia no
generalizamos. Por si acaso...
13. JUEVES
Por la mañana llovía con ira. Y a quienes tenían que atinar
con sus previsiones acerca de la situación que se avecinaba,
para alertar del peligro, los cogió cagando. Un vulgarismo
que le viene que ni pintiparado a la poca fiabilidad
demostrada por el Instituto Nacional de Meteorología.
Incapaz de alertar a tiempo de unas lluvias que parecían
calcadas a las del diluvio universal. Cuando los
profesionales de la cosa dijeron ¡cuidado!: ¡agua va!..., ya
llevaba la ciudad tres horas teniendo los dos mares por
montera. Sitios como Benítez, Ferrocarril, El Tarajal, El
Arroyo del Infierno y El Príncipe Alfonso sufrieron las
consecuencias de unas lluvias intensas que parecían no iban
a tener fin. Aprovecharse de lo ocurrido para lapidar al
Gobierno de la Ciudad me parece que no es de justicia en
este caso. Lo cual no significa que se dejen de tomar las
medidas oportunas para evitar vernos sorprendidos en otra
ocasión.
14. VIERNES
Me cuentan, con pelos y señales, que el jueves por la noche
se dieron cita en la sede de Daoíz todos los socialistas
pertenecientes al sector crítico. Que en lenguaje normal
quiere decir las personas que están descontentas con la
forma que viene presidiendo Enrique Moya la ejectuiva. Allí
estuvieron destacados militantes como Juan Hernández, Pedro
del Corral, Basilio Fernández y el incansable Antonio Gil.
El deseo de todos ellos, y supongo que de los muchos más
socialistas que comparten el mismo criterio, es que la
actual gestora convoque un Congreso extraordinario para que
en él se produzca una forma consensuada sobre qué es lo
mejor para el partido. Y, sobre todo, que se tomen las
soluciones necesarias para que el socialismo de Ceuta salga
del ostracismo en el cual anda metido. Al final de lo
parlamentado, Enrique Muñoz, genio y figura, trató de
remedar a Juncal: “¡Tomo nota!... Pero, me dicen, que lo
hizo sin un adarme de arte. Normal.
15. SÁBADO
Es verdad que yo podría tener un blog en el cual contar
muchas cosas relacionadas con el fútbol. Tan verdad como que
hay muchos lectores ávidos de leerlas. Y así me lo confiesan
cada dos por tres. El viernes, un aficionado del Atlético de
Madrid, muy conocido en la ciudad, me dijo que no entendía
la razón por la que yo desdeñaba opinar al respecto y
frecuentemente. Y me preguntó, además, acerca de la actitud
de Luís Aragonés. Él cree, me refiero al aficionado, que el
seleccionador nacional está perdiendo la cabeza. No van por
ahí los tiros. De ningún modo. Luís es hombre de calle y por
tanto muy amigo de impresionar a los jugadores en el trato
diario, poniendo a contribución su ser castizo. Ser castizo
es algo que debe ser espontáneo. Una forma de ser que ni
siquiera el individuo se percate de que lo es. Por eso,
preocuparse en todo momento de ser castizo es cerrarse las
puertas para serlo. Ya lo decía Ortega y Gasset. El
casticista es el enemigo nato de lo castizo. Por ello se
busca Luís tantos problemas. Porque sigue empeñado en ser y
parecer, desde que amanece hasta que anochece, el mejor aval
de la chulapería.
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