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OPINIÓN - SÁBADO, 15 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

¡Gota fría, la madre que te parió!
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

No es que les quiera, ni acongojar, ni acojonar, pero, la tromba que les asoló a ustedes el otro día, con tornado incluido y demás parafernalia meteorológica, fue, nada más y nada menos, que un anticipo de las celebérrimas “gotas frías” que van a chingar y poner en remojo nuestras costas meridionales por mor del cambio climático. Suben los vientos cálidos, se arrevolican con los fríos, se arma un ali oli celeste, las nubes parecen un mix entre plomo y mercurio pero, si la luz se vuelve amarilla y los nubarrones resplandecen como alumbrados con un foco por detrás ¡cuidado! Mejor ponerse al resguardo, porque es muy probable que se abran los cielos y vomiten los temibles ciento cincuenta litros, rebosen los arroyos, exploten las tapas del alcantarillado, las aguas patinen por los montes hasta formar “la riá” y todos nos pongamos a maldecir como posesos porque, cada año, nos juramos el ampliar la cláusula del seguro-hogar e incluir riesgos de inundaciones con daños colaterales y siempre se nos olvida ¡Me cago en diez!.

Porque, lo de la alerta naranja es poco fiable, se sabe de las reticencias a la hora de declarar la “alerta roja” por miedo a atemorizar a la población. Eso pasó en Málaga en el otoño de 1989, que el Subdelegado de Gobierno no quería asustar a los malagueños, los niños salieron para los colegios, los que madrugan y tienen vergüenza a sus trabajos y a las doce de la mañana descargaron las nubes amarillas y los partes al Subdelegado, en pleno gabinete de emergencias, se los tenían que llevar en piragua, con apagón general y caos absoluto. Mejor prevenir que curar y si hay que dar alertas, darlas y rezar a Santa Bárbara bendita “Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás escrita, con papel y agua bendita, a la vera de la Cruz, Padre nuestro, amén Jesús”. Eso los creyentes, los ateos pueden utilizar sus propias plegarias tipo “¡Ay Satanás! ¡Que disgustitos nos das!”. Porque, en estas latitudes sureñas y exquisitas, mágicas y atlantes, cuando llueve, llueve y anega, nada de chirimiri ni calabobos a la gallega o a la asturiana, entre pastos verdeantes y vegetación frondosa que amortigua y atempera. En nuestros secos terruños sin repoblar más que con ladrillos y cementos, donde se construye hasta en los cauces de los ríos y en las hondonadas, progreso de mierda y especulación, la tierra endurecida y agrietada escupe las aguas, ni las aprovecha ni las filtra. Y como hasta que no gobierne Rajoy no se hará ni un puto pantano, todo ese caudal de vida sin aprovechar, llega a la mar y la tiñe de lodo marrón. Margaritas a los puercos.

Que ya no es moda construir en las casas aljibes, ni instalar pararrayos y estás tecleando en el ordenador en plena tempestad, te entra un rayo por el enchufe y te quedas pajarito frito. Los aparatos eléctricos atraen a los rayos, cualquier aparato, pero, los constructores, bandidos como son, no quieren gastarse los dineros en precaución de riesgos y siniestros y montar los pararrayos con sus pozos. Como mucho aprovechan las azoteas para instalar antenas de telefonía y que, los de abajo empiecen a padecer migrañas y problemas neurológicos. ¿Qué murmuran con caras de estar de pésimo humor? ¿Qué el mix de “gota fría”, desarrollismo salvaje, imprevisión y especulación es letal? Eso es. Larga experiencia nos avala en esta Costa del Sol, hermana siamesa desgajada de Ceuta y de Melilla, idénticas trombas salvajes que caen a la buena de Dios, sin más alerta que la información televisiva del tiempo, idéntico clamor para que se declare “zona catastrófica” y manden dineros de los madriles y la misma desolación y sentimiento de impotencia, porque, contra políticos y gobernantes se puede rabiar y denostar, pero, contra una naturaleza a la que estamos volviendo loca, poco se puede hacer. No obstante es un rencoroso consuelo el decir ¡Gota fría, la madre que te parió!.
 

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