Cría Caballar despertó ayer de un mal sueño. El fango y la
tierra se disipaban bajo los dientes de la excavadora que
abre camino a las enturbiadas aguas que trae el arroyo entre
matorrales y piedras. Las viviendas cercanas son unos
verdaderos barrizales. Mientras los operarios limpian el
canal los vecinos se afanan por sacar todo el material que
arrastró el pasado jueves la corriente. Una de las vecinas
explica que hace quince días llamó al Servicio de
Alcantarillado de la Ciudad Autónoma y asegura no vino
nadie. Ella vive en un segundo piso pero desde su casa ha
contemplado en varias ocasiones como el arroyo se ha
desbordado y ha inundado las casas bajas. “El desagüe estaba
lleno de piedras, incluso he visto una lavadora tirada en la
vaguada, porque ahí lo tiran todo. Han venido a limpiarlo
demasiado tarde”, se quejó esta señora.
Julio Díaz tuvo peor suerte porque los operarios de
Protección Civil rompieron la puerta de su vivienda para dar
salida al agua y se anegó su jardín. Sus perros casi mueren
ahogados porque nadie se percató de que estaban allí. Señala
una marca en la pared que supera el metro y medio de altura.
“Hasta aquí llegó esta vez el agua. Ha aumentado unos 40
centímetros desde la última vez que hubo una inundación.
Todo esto es la misma historia de siempre. No es normal que
hayan convertido al arroyo en un tubo sin salida al mar.
Cada año es peor”, mantiene este vecino. Frente a su
vivienda había un muro de contención, según dijo Díaz, los
bomberos lo derribaron y el agua llega ahora a su vivienda.
Las sombrillas tiradas en la playa de Benítez dieron paso a
grandes socavones en la arena y una gran mancha de barro en
el litoral. Ayer esta zona costera de Ceuta se recuperaba
poco a poco de caños de agua que arrastraron todo tipo de
materiales.
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