Diría que a finales de semana (o,
a más tardar, a primera de la que viene) Mohamed VI dará a
conocer el nombre del futuro Primer Ministro (“salido de las
urnas”), responsable de formar gobierno nombrando a los
nuevos ministros a excepción de las carteras de “Soberanía”
(Interior, Justicia, Exteriores y Asuntos Religiosos)
elegidas por el mismo Soberano. Pese a gozar su partido del
mayor número de escaños, parece descartable el nombre de
Abbas El Fasi, secretario general del ‘Istiqlal’ por dos
motivos de peso: primero, su escaño por Larache (ganado por
los pelos) está en entredicho, pues un tal Mohamed Bouker ha
planteado una querella alegando los “sospechosos centenares
de votos que entraron a última hora”, además de constatar
una sospechosa irregularidad, pues los sobres con los
resultados salieron del colegio electoral sin garantías, es
decir abiertos y sin lacrar con cera; por otro lado todavía
se recuerda el escabroso asunto del proyecto “Najet”
(Salvación), emanado de los Emiratos Arabes y con oferta de
trabajo para 30.000 marroquíes que se saldó con un gran
escándalo, todo un fiasco pese a haber sido avalado en el
Parlamento por el propio Abbas El Fasi, a la sazón ministro
de Trabajo y cuya credibilidad se vio salpicada con el
“affaire”.
También Fouad Alí El Himma, flamante ganador en su
circunscripción de Rehamna, rechazaba con calor y sinceridad
en una reciente entrevista de la “2M” (la segunda de la
televisión marroquí) la posibilidad de ser nombrado Primer
Ministro e, incluso, la de formar siquiera parte del nuevo
gobierno, a la vez que se pronunciaba por seguir luchando
con firmeza, con su nueva acta de parlamentario, “por el
proyecto de sociedad lanzado por el Rey”. Pero hay más: con
pasión y firmeza, el antiguo hombre fuerte y ministro
delegado de Interior cargaba sin nombrarlos contra las
últimas declaraciones de los dirigentes del PJD (‘Partido de
la Justicia y el Desarrollo’), en las que los islamistas
moderados denunciaban la corrupción del día 7 cuando, en
palabras de El Himma, “El mundo entero atestiguó la
honestidad y transparencia de las elecciones”. La respuesta
de las gentes de El Othmani no se hizo esperar y si, sobre
la marcha, el secretario de la “chabiba” (juventudes) del
PJD contestaba a El Himma en el mismo canal de televisión
(atestiguando la notable libertad de expresión, en términos
políticos, de los medios marroquíes), el histórico Benkirán
(diputado islamista por Salé y monárquico como pocos) se
encargaba el miércoles de la respuesta en el diario “Almassae”,
el más vendido de Marruecos: “Nosotros respetábamos antes la
cercanía al Rey de El Himma, pero ahora que a va a su aire
como diputado que se prepare para el enfrentamiento”.
El voto salido de las urnas ha sido claramente de
centro-derecha, como muestran las cuatro primeras siglas:
Istiqlal (52), PJD (46), RNI (43) y Movimiento Popular (“Harakíes”,
beréber, 41). Sumarían en total 182 escaños (sobre un total
de 325), sobrantes para dar estabilidad a un gobierno
cohesionado. La única voz discordante sería la de los
islamistas del PJD. Su eventual participación (a instancias
también del nuevo Primer Ministro), pendiente de
ratificación por su Consejo Nacional, estaría en función de
tres supuestos: el nombre del Primer Ministro elegido por el
Rey, el programa de gobierno y las carteras que les
correspondieran.
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