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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 12 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL OASIS

El pleno de las risas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Las intervenciones de María Antonia Palomo en los plenos causaban dolor de cabeza a los diputados del Partido Popular. Lo recordaba yo, en este espacio, la semana pasada. Ahora, en cambio, sucede todo lo contrario: cuando habla Inmaculada Ramírez, la actual portavoz socialista, las carcajadas que se producen suenan con cerca de cien decibelios. Procuremos verle el lado bueno: la risa es terapia recomendada para combatir las dolencias.

Las dolencias del Partido Socialista de Ceuta son ya crónicas. Y, al parecer, la misión de la señora Ramírez consiste en ser la primera figura de ese vodevil del cual habla Gonzalo Testa en su crónica parlamentaria.

Los socialistas llevan mucho tiempo sin levantar la cabeza en una ciudad donde sus vecinos, mayoritariamente, piensan que los dirigentes del PP son más amantes de los hechos autoritarios y mucho más de comunión diaria. Lo cual les induce a pensar que la seguridad de esta ciudad, en todos los aspectos, ha de estar bajo el control de quienes vivieron con Aznar la mejor época de su historia.

Los socialistas de Ceuta no han conseguido aún, después del momento cumbre vivido en los años ochenta, adaptar sus valores a las circunstancias modernas de una tierra que pide a gritos la visita del Rey. El día que se produzca tan buena nueva, el conservadurismo existente será renovado y ampliado hasta límites insospechados. En una palabra: que el Partido Popular seguirá ganando las elecciones con la misma facilidad, o más, que Roger Federer atesora títulos.

Cuando María Antonia Palomo accedió a la secretaria general, el partido estaba bajo mínimos y a la sede acudían los de siempre. Las personas que nunca han renunciado a su forma de ser socialista. Aunque sigan sin percatarse de que ser de izquierda no consiste en tener la mente puesta en tiempos de Maricastaña.

Tampoco faltaba esa minoría de aprovechados que son capaces de aguantar el diluvio universal con tal de que cuando escampe ellos consigan meter la cabeza en sitios donde se dobla poco el espinazo y se gana una pasta gansa.

Fueron años en los cuales parecía que la voluntad apasionada de MAP podría obrar el milagro de una recuperación socialista que, al menos, se convirtiera en la segunda fuerza más votada en la ciudad.

Mas entonces surgió la figura de Mohamed Alí y se llevó con él no sólo a los votantes del PDSC sino también a quienes se hubieran convertido, por medio de un bien organizado clientelismo gubernamental, propiciado desde la plaza de los Reyes, en un caudal de votos que podría haber recalado en la calle de Daoíz.

Vayamos al grano: si los socialistas de Ceuta no son capaces de crecer ni siquiera cuando su partido gobierna España, es que sus dirigentes están incapacitados para continuar en sus puestos o bien desde Madrid piensan que no merece la pena luchar, lo más mínimo, por ganarse la confianza de los votantes en esta ciudad.

Por todo ello, la dimisión de MAP en su día, demuestra que fue una decisión tan acertada cual inteligente. Ella, la candidata a la presidencia de la Ciudad, sabía que cuatro años más combatiendo en los plenos contra el bloque granítico del PP, suponía someterse al suplicio de Tántalo.

Un esfuerzo baldío que acabaría con su salud. Y, posiblemente, su vehemencia, tan dada a causar migraña entre sus oponentes, llevaba ya camino de convertirse en esperpento que moviera a la risa de quienes la detestaban.

Risas que ahora genera una señora cuya portavocía le viene ancha. Inmaculada Ramírez causa carcajadas y Enrique Moya tristeza. Una contradicción que es el lema de un partido descabezado y sin futuro en esta tierra donde Juan Vivas hace y deshace.
 

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