He regresado, momentáneamente, a “mi tierra de adopción”,
esa tierra que muchos ajenos a la misma odian sin motivo
real y justificado. Esa tierra de supuestos nacionalistas y
separatistas que siempre han servido fielmente a los
bolsillos de todos los españoles. Hacienda “dixit”.
He regresado, momentáneamente, porque no quiero dejar en la
estacada a mi socio del gabinete de arquitectura… dejarlo
sólo ante el peligro es dejar mucha rienda suelta a los
demás tiburones que rondan permanentemente alrededor de la
menor oportunidad de hincar el diente en el gran pastel de
servicios en que se ha convertido la arquitectura.
Hablaremos tranquilamente de cómo resolver la cuestión de la
distancia, porque hoy en día con los medios de comunicación
que disponemos creo no habría problemas.
Pero cuando he regresado, momentáneamente, me he dado cuenta
que los documentos más importantes me los había dejado en
Ceuta… la rabieta me persiguió durante mi ida y vuelta a la
ciudad de las siete colinas en un día. Viaje que me destrozó
un poco (“una mica”, como decimos aquí, duela a quién duela
el catalán y reitero que no tiene nada que ver con la hembra
del mico).
Ese tiempo perdido entre el viaje de ida, en coche, y el
viaje de vuelta, también en coche (el avión lo tengo,
facultativamente, prohíbido), me ha impedido durante dos
días contactar con los lectores de El Pueblo de Ceuta y eso
me deja una cierta desazón y amargo regusto, por cuanto no
me complace dejar de cumplir mis objetivos. Como mi objetivo
es escribir cada día un artículo, guste o no ese artículo,
me sienta como si me faltara el cigarrillo durante esos días
en que no publico uno.
Ya puesto en mi puesto de trabajo en el gabinete, antes que
nada ojeo las noticias de esos dos días en que no he abierto
el PC y… en Ceuta tenía que ser.
La UDCE quiere jugar al “poker” con cartas previamente
marcadas en una decisión tan inútil, a nivel nacional, como
disparatada haciendo un chantaje tan vulgar a otro partido
político, en la creencia de que participando en las
elecciones generales podría perjudicarlo. Tan ilusorio
proyecto sólo podía ocurrir en la antigua Perla del
Mediterráneo (hoy en día existen varias perlas) y sólo se
puede entender como hacerle la pelota al PP de manera tan
directa que no necesita formulismos excusantes.
Hasta ahora la alternativa de izquierdas nunca podría
existir en una ciudad, copada por los militares y la
religión, y salir ahora con el cuento de esa alternativa no
deja de ser una irrisoria manera de hacer el ridículo. Su
cambio de postura, respecto a las pasadas participaciones a
nivel nacional, puede demostrar la poca fiabilidad que puede
ofrecer en el futuro político local.
Sólo podía ser en Ceuta que dos cuerpos policiales se
enzarcen en disputas “territoriales” que afectan a la
credibilidad de a propia ciudad en sus aspiraciones de
Comunidad. Mientras el vecino riéndose a tronche y ronche.
Por mucho que se hable o escriba en defensa de ese tipo de
actuación, no deja de ser un punto negativo que mancha el
expediente, para configurar una Comunidad Autónoma, en el
supuesto de que el poder se ponga por las nubes y le den por
enzarzarse en broncas a todos los policías existentes en el
país (local, nacional, portuaria, civil, guardabosques,
seguratas, etc.) en una vuelta a aquellos cerriles tiempos
en que se mataban unos a otros.
Si las competencias, de cada cuerpo policial, no están tan
claramente marcadas en sus respectivos reglamentos… ¿cómo
queremos que Ceuta sea española? Más bien parece un mundo
aparte, un territorio comanche como si fuera una reserva en
la que quedan confinados unos ciudadanos bastante raros. Que
tienen, de cara al gran público, definidos sus conceptos
exactos de entender la democracia; su total doblegamiento a
otras instituciones que no tienen nada que ver con el juego
político real de una democracia; su…, dejémoslo así. Con el
tiempo se darán cuenta, por sí mismos, de la incongruencia
de esa postura, si es que no lo saben ya y por ello tienen
las maletas preparadas.
Y como en Ceuta tenía que ser, ningún otro municipio
gestiona sus tasas como lo hace el municipio ceutí. Nunca,
de verdad, he visto un municipio donde el ciudadano pague
unas tasas sin recibir el correspondiente justificante y sin
que el funcionario de turno lo inscriba como ingreso en
ningún sitio. Cobran y lo meten en una caja de caudales
personal, posada en cada mesa… ¿cómo llevará la contabilidad
éste ayuntamiento nuestro? Un día de estos pediré el
reglamento de las listas de tasas que el ciudadano ceutí se
ve obligado a abonar por requerir servicios que en todos los
municipios del país son gratuitos.
¡Claro, Ceuta es otro mundo! En la mayoría de municipios
existe un departamento que se llama CAJA y donde los
ciudadanos efectúan los ingresos de tasas e impuestos
congruentes. No pagan directamente al funcionario que les
atiende. Y no sólo éste municipio nuestro…
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