La primera Sesión Ordinaria del nuevo curso político del
Pleno de la Asamblea acabó convirtiéndose en un extraño
vodevil político con la portavoz del Grupo Parlamentario
Socialista, Inmaculada Ramírez; el presidente de la Cámara,
Juan Vivas; y el consejero de Economía, Francisco Márquez,
como protagonistas. De actores secundarios destacaron el
portavoz de UDCE-IU, Mohamed Ali, y el vicepresidente del
Ejecutivo, Pedro Gordillo.
Del francés ‘vaudeville’, el diccionario de la RAE define el
vodevil como una “comedia frívola, ligera y picante, de
argumento basado en la intriga y el equívoco, que puede
incluir números musicales y de variedades”. Excepto picante,
el Pleno Ordinario y su secuela Extraordinaria tuvieron de
todo lo enumerado en una evolución surrealista que llevó las
sesiones desde el solemne minuto de silencio inicial con el
que se rindió un sentido homenaje a la que fuera concejala
del antiguo Ayuntamiento ceutí en los años ochenta, Carmen
Cerdeira, hasta las sonoras carcajadas con que los diputados
dieron por terminado el Pleno tras aprobar conceder este año
la Medalla de la Ciudad en su categoría de oro a los
funcionarios de la Jefatura Superior del Cuerpo Nacional de
Policía. En realidad, Ramírez fue protagonista de principio
a final. Primero porque, embargada por la emoción, puso
entre sollozos un emocionado broche al homenaje a Cerdeira
en presencia de su padre, sus hermanos y otros amigos y
familiares de la que fuera delegada del Gobierno. Después
porque con su bisoñez volvió a despertar el renovado afán
intervencionista que Vivas ha exhibido desde que comenzó la
actual legislatura. Tal vez porque se avecinan elecciones
generales y hasta el rabo todo es toro (al menos así lo
interpretan los socialistas) al presidente de la Ciudad le
dio una vez más por corregir con cierta ironía a la
profesora universitaria casi en cada intervención.
Reglamento de adopción
Y eso a pesar de que el Grupo Parlamentario Socialista
mostró una capacidad de asunción sobre las propuestas del
Gobierno casi desconocida en la etapa de Palomo. Los
socialistas votaron a favor del primer punto del Orden del
Día, relativa a la aprobación definitiva del Reglamento de
Adopción de la Ciudad Autónoma de Ceuta después de
“agradecer” al Ejecutivo que aceptase cinco de las 17
enmiendas que en su día presentaron al texto.
El vicepresidente Gordillo fue, en calidad de consejero de
Presidencia, el encargado de defender la propuesta, a la que
se refirió como un instrumento “útil y necesario” para
negarse a aceptar la petición de Ali de que postergase la
aprobación definitiva a que las Cortes Generales cierren el
trámite de la Ley de Adopción Internacional en la que
actualmente trabajan. Ambos (Ali y Gordillo) se enzarzaron
entonces en una pequeña trifulca sin demasiada sustancia
sobre lo que es y no es España y su legislación que concluyó
con el Reglamento respaldado por los votos favorables de PP
y PSOE y la abstención de los cuatro diputados de UDCE-IU.
Menos chicha aún tuvo la aprobación del calendario laboral
para el próximo año, que contempla los 14 festivos (dos de
ellos locales) de rigor. Además, Gordillo hizo una petición
expresa a los empresarios ceutíes para que “faciliten” a sus
empleados de confesión musulmana, hebrea y cristiana
evangelista la celebración de sus propias festividades.
Paradójicamente, pese a que la propuesta salió con los votos
favorables de toda la Cámara, en el turno de las propuestas
de urgencia el Grupo Socialista presentó una moción instando
a la creación de “una Comisión dedicada al estudio del
establecimiento de un día de fiesta local en atención a cada
una de las Comunidades Históricas de la Ciudad que aún no lo
tienen en función de sus respectivos calendarios
culturales-religiosos”.
“Su propuesta no tiene sentido”, le reconvino directamente
el consejero competente en la materia, Pedro Gordillo, quien
con la colaboración de Vivas se encargó de recordar a
Ramírez que minutos antes se había votado, con su apoyo, el
calendario laboral del año próximo. “No es necesario crear
ninguna Comisión porque ya existe una, la de Presidencia,
que se encarga de este tema”, completó el senador justo
antes de la votación de la iniciativa, que obviamente no
prosperó.
Créditos polémicos
Sí lo hizo con los votos exclusivamente del PP, pese a la
agitada discusión que precedió su aprobación, la propuesta
del consejero de Hacienda para concertar operaciones de
Tesorería [créditos] por valor de 36,9 millones de euros con
todas las entidades financieras con sede en Ceuta con cargo
a la desviación máxima prevista por los técnicos de la
recaudación del IPSI que se producirá de aquí a final de
año.
En su defensa de la iniciativa Márquez, como ya hiciera hace
unos días en Sala de Prensa, hizo un llamamiento a la
oposición al “rigor” y volvió a dejar claro que la
recaudación impositiva viene creciendo durante los últimos
años, aunque no tanto como lo hace el sistema de
revalorización [PIB nominal nacional] establecido legalmente
para el cómputo que regula la compensación del Estado.
El problema, o al menos así lo entendió la oposición, fue
que Márquez se metió demasiado en el papel de maestro, lo
que motivó que Ali alzara su tono de voz en su primer turno
de réplica, donde instó al consejero a dejar de “escurrir el
bulto”.
“No sé si usted sabrá más que Solbes [Pedro, vicepresidente
del Gobierno central] pero nosotros sí sabemos que la Ciudad
tiene problemas de liquidez y podemos entender este tipo de
propuestas pero lo que le pedimos es que no se conviertan en
la tónica habitual porque cada año pedimos más y así somos
cada vez más dependientes del Estado”, le reprochó Ali, a lo
que el ex gerente de Emvicesa contestó que el Gobierno ceutí
piensa seguir recurriendo a este tipo de operaciones “porque
es y seguirá siendo una práctica habitual de cualquier
Administración concertar pólizas de créditos sobre ingresos
garantizados para asegurar la correcta ejecución de los
Presupuestos”.
Además, pese a las dudas que también expuso Ramírez, Márquez
recalcó con esta propuesta la Administración ceutí “no se
endeuda más [este tipo de créditos, que vencen antes del
final del año próximo, no computan legalmente como carga
financiera]”; que la Hacienda local “no tiene déficit de
caja” y que atiende sus pagos “sin falta”.
La portavoz socialista, por su parte, instó al Gobierno a
destinar más dinero al gasto social, que según sus cálculos
actualmente sólo recibe el 5,8% del dinero total que
gestiona la Ciudad y a ser “más eficaz” en la recaudación.
Además, cifró en “un millón de euros” el coste que en
intereses y gastos financieros acarrearán los créditos
aprobados.
En la disputa, la portavoz socialista, que puede ser
inexperta pero tal vez por ello todavía conecta con el
lenguaje de la calle, lanzó un dardo a Márquez que pareció
dar en el blanco: “Menos alumbrado y menos fiestas y más
gasto social”, le requirió Ramírez, a lo que el consejero,
en uno de los muchos lapsus que tuvieron los diputados
durante la jornada, le replicó: “Deje usted la Feria que ya
estamos en el último trimestre del año”, dijo displicente
Márquez, que cerró el asunto ofreciéndose a darle una clase
particular a la oposición sobre la liquidez y los datos
macroeconómicos de la Ciudad.
Mociones de urgencia
Ese fue el debate más jugoso del Pleno, que una vez más y ya
son muchas volvió a aparecer con el apartado de propuestas
de los grupos políticos vacío. Unos y otros se han
acostumbrado a ‘pasar’ de las Comisiones y, a prisa y
corriendo, llevar sus iniciativas directamente a Pleno bajo
la fórmula de mociones de urgencia, actitud que promocionan
los grupos con su disposición a votar casi cualquier cosa
como urgente.
Así se tipificaron las cuatro que presentó el PSOE y las
tres de UDCE-IU. De los primeros se aprobó por unanimidad la
que pedía locales de ensayo para los grupos culturales
locales [será el auditorio de la Marina si el
correspondiente proyecto técnico en elaboración y los
Presupuestos lo permiten] y la de que la línea de autobús
urbano a Benzú pase por el Centro de Salud Otero, pero no la
que reclamaba una vez más a Educación que compatibilice sus
becas para material escolar y libros de texto con las del
Ministerio ni la de las fiestas locales para las Comunidades
Históricas ceutíes.
A las de UDCE-IU les ocurrió otro tanto de lo mismo:
naufragó, otra vez frente a Márquez, la que reclamaba que
las próximas promociones de VPO contemplen locales para dar
servicios al colectivo de Mayores y pisos para estas mismas
personas, y lo mismo le pasó a la que pedía alumbrado
público, zonas de recreo para jóvenes, bandas sonoras y
baldeos más frecuentes en las ‘caracolas’. En ambos casos
los consejeros aseguraron a Ali que ya se está trabajando en
ambos asuntos. Sobre la Tercera Edad Márquez puso como
ejemplo el trabajo desarrollado en Villajovita y sobre la
segunda Bel aseguró que el III Plan de Dotación prevé
inversiones mileuristas para la zona y que la frecuencia de
baldeo pasará de 4 a 3 semanas en cuanto sea posible.
Ninguno de ellos convenció a Ali, que vio derrotadas sus
mociones por la mayoría Popular pese al apoyo que le brindó
el PSOE.
Medalla para la Policía Nacional
Lo mejor, no obstante, estaba por ver. Si en la Sesión
Ordinaria se aprobó entre elogios unánimes conceder la
Medalla de la Ciudad en su categoría de Plata a Eduardo
Gallardo Salguero por la “buena labor” desarrollada durante
décadas en favor de Ceuta y los ceutíes, en la
Extraordinaria que siguió a la anterior Ramírez protagonizó
una escena de tintes surrealistas.
Tal como ya había adelantado ayer este periódico la portavoz
socialista volvió a plantear al Pleno, tal como ya había
hecho en Comisión, su deseo de que la Medalla de la Ciudad
en su categoría de Oro que se pretendía conceder a los
funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía fuese a parar
también al pecho de los guardias civiles aquí destinados
“porque ambas Fuerzas tienen un Mando Único y, atendiendo a
las especiales características de Ceuta, desempeñan tareas
muy parecidas”.
Como también era de esperar, Gordillo replicó a Ramírez que
ni hablar del peluquín, que los servicios técnicos ya habían
dejado claro que sólo se puede conceder una de estas
medallas al año y que Policía Nacional y Guardia Civil son
dos Cuerpos distintos. A pesar de ello la portavoz insistió
en su posición, lo que degeneró en la intervención de Vivas,
que ya antes había terciado para defender las tesis de
Márquez frente a Ali callando incluso a la secretaria
general de la Asamblea, Dolores Pastilla.
El presidente, astuto, preguntó a Ramírez si se estaba
enmendando a sí misma, a lo que esta respondió que bueno,
pues sí. El dislate se prolongó aún unos minutos más, pues
Ali se negó a votar sobre la posición del PSOE alegando que
ni siquiera sabía “qué estaba votando” mientras el volumen
de las risas ascendía. Al final, Pastilla sentenció que sí,
que a votar la enmienda, que sólo respaldaron los
socialistas. Sin solución de continuidad se votó la
concesión de la Medalla a la Policía Nacional, a lo que
también votó a favor el PSOE, como el resto de la Cámara,
que dejó constancia en el acta de que el año que viene esta
misma distinción irá a parar a la Benemérita y el siguiente,
a la Policía Local.
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