El comienzo del curso marca un punto de inflexión en el
conflicto de EpC. Por una parte la ofensiva para que los
padres “objeten masivamente y cuanto antes”, con
independencia del curso escolar en que se implante la
materia y del tipo de Colegio (público, privado o
concertado); por otra, cuándo se enseñará la polémica
disciplina. Al parecer este curso será en 3º de la ESO, y no
en todas las autonomías, y el próximo se impartirá en 2º de
la ESO, en aquellas comunidades que no lo hayan hecho en
este curso. En Primaria no formará parte del programa hasta
el curso académico 2009-10.
La ferederación de Religiosos de la Enseñanza-Centros
Católicos (FERE-CECA), ha tomado la decisión de impartir la
materia, de acuerdo con el ideario de los centros y de
publicar una guía de apoyo. Esta Federación se opuso a la
EpC en el Consejo Escolar del Estado, pero entiende que, una
vez aprobada la asignatura por ley, debe impartirla. No
obstante, como ya se indica anteriormente, con la adaptación
de los contenidos al ideario católico de sus centros, por lo
que considera que la objeción de conciencia carece de
sentido en ellos. Con todo, advierte de que tramitará las
que los padres presenten en sus centros.
Pero no es así la postura presentada por la Confederación
Católica de Padres (Concapa), que ha mostrado su apoyo a los
padres andaluces –los primeros en movilizarse- que han
llevado a los tribunales a la EpC, al tiempo que aseguró
esperar mucho que otros padres se animen a ejercitar este
derecho, teniendo en cuenta que se trata de una materia de
carácter ideológico, implantada sin consenso y por decreto,
de forma obligatoria, por el actual Gobierno. Además, no
descartó una eventual manifestación si el Gobierno persiste
en mantenerla.
Esta última Confederación afirma: “Todos sabemos que la EpC
pretende impartir una educación en valores y la experiencia
nos enseña que los valores nunca se imponen, sino que se
proponen, y que a la hora de elegir una u otra opción –entre
las muchas posibles- hay que hacerlo siempre en libertad.
Libertad para que los padres podamos elegir. Libertad para
que nuestros hijos puedan ser educados de forma acorde con
nuestras convicciones (Artículo 27.3 de la Constitución
Española) y libertad para los profesores que tienen que
impartir la materia”.
Creo, y no quisiera equivocarme, que la aparición de varios
libros de texto, de distintos enfoques y planteamientos, han
venido a empeorar la situación, donde los críticos han
acusado al Gobierno de querer adoctrinar a los alumnos
mediante una asignatura que, en principio, sólo debe enseñar
valores. Por su parte, los partidarios consideran necesario
que nuestros estudiantes reciban nociones básicas de
ciudadanía en un momento en el que están pasando de la
infancia a la madurez.
Los temas que provocan más polémica en la EpC son los
referentes a la familia y relaciones sexuales, expuestos de
forma distintas por, hasta ahora los libros publicados –SM.
Anaya, AKAL… Pero lo verdaderamente cierto –sigo con mi
especial análisis de ver la situación- será el desarrollo
que de cada contenido le den los propios enseñantes; en
suma, en los que recaen el éxito o el fracaso de esta
controvertida asignatura.
En esa lucha –padres-Ministerio- cabe tanto la objeción de
conciencia como los recursos ante los tribunales o una
manifestación pública, si el Gobierno cumple con las
amenazas y sanciona a las familias. Sanciones que causarían
un gran bochorno y desprestigio a nuestro país ante el resto
de las naciones, quedando en entredicho la calidad de
nuestro sistema democrático por asemejarse más a sistemas
totalitarios con los que este Gobierno parece sentirse más
en sintonía.
Y la guinda a todo esto la acaba de poner nuestro Presidente
del Gobierno, en recientes declaraciones, donde ve
oportunidades perdidas en muchas generaciones, que no han
dispuesto en sus estudios con la EpC. Claro, que no añadió
que uno de los damnificados era él.
|