Esta semana se ha hablado de Ceuta fuera de ella, en la
península, y por varios temas. Desde el juicio del ‘caso
Tesón’ hasta el asunto de las juventudes de EA pasando por
la reciente fuga de menores, las acusaciones de JSCE contra
el diputado popular, la invasión de pulgas en el Juzgado y
el incidente interpolicial en el puerto ceutí; la imagen
pública de la Ciudad Autónoma se ha visto en tela de juicio
y cuanto menos ha sido objeto de comentarios. No es de
extrañar, no es para menos. Demasiadas noticias negativas en
tan pocos días acaecidas en una localidad de reducido
territorio. Y luego, algunos dicen que periodísticamente
Ceuta genera poca información. Para el escaso suelo que
ocupa, bastantes produce. Lo peor es que suelen ser mayoría
las negativas. No sé si habrá quienes gocen de que aparezcan
cosas malas de Ceuta en los medios ‘caballas’ e incluso
peninsulares pero les aseguro que yo prefiero las noticias
positivas, las que causan un efecto beneficioso, si bien no
puedo evitar que surjan noticias negativas.
Tanta proliferación de trapos sucios, conflictos, temas
oscurantistas, tensiones, críticas destructivas... mancha
-aún siendo real- el buen nombre de Ceuta y de sus
habitantes. La verdad es que la realidad ceutí no es tan
negativa o mala y que son muchas las bondades existentes
aunque se hable poco de ellas, que por desgracia, las
ruindades y maldades aparecen más en los medios por aquello
del impacto de la noticia en sí y el sensacionalismo. Hace
falta equilibrio entre lo bueno y la malo, entre ambas caras
de la realidad ceutí. También urge un esfuerzo genérico y
global de todos para lograr que las maravillas y excelencias
locales brillen más que las negatividades.
Intentar eliminar situaciones tercermundistas y huir de
ellas para demostrar que Ceuta no es culo del mundo como
peyorativamente se dice cuando ocurre algo desagradable,
para defender sus modernidad, dotaciones, recursos y
suficiencia de medios. Pero casos como el de las pulgas,
impropio de una ciudad española, occidental y supuestamente
preparada, más común en pobres y tercermundistas aldeas
centroafricanas, sacuden de forma tal nuestros principios y
valores cívicos hasta el punto de hacernos clamar al cielo
indignados. El colmo de los colmos. Menos mal que entre todo
lo malo y negativo, tenemos el I Congreso de Convivencia
entre Culturas, Religiones y Etnias ceutíes. Una iniciativa
pacificadora en pro de la tolerancia, el respeto y la
convivencia normalizada interconfesional e
interculturoracial que jamás ha de verse en peligro. En
definitiva, lo importante es la Paz. Apostemos por ella.
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