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OPINIÓN - DOMINGO, 9 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / VERBA SEQUENTUR

¿Nerviosismo o desconcierto en el PSOE?
 


Miguel Massanet Bosh
miguelmassanet@elpueblodeceuta.com

 


Por lo visto monsieur Fillón no está dispuesto a rectificar. Esta visto que el señor ZP intentó que el primer ministro francés se desdijera de lo que, dicho mandatario, puso de relieve, hace unos días, en el canal F1 francés. Su comentario sobre el arrepentimiento de ZP por la regularización de inmigrantes promovida por Caldera, por lo visto ha levantado chispas en el Ejecutivo español. Seguramente el señor Fillón le debió responder a nuestro Presidente que él no estaba dispuesto a mentir para sacarle del apuro en el que, él mismo, se había metido. Lo que sucede es que, nuestro Presidente, está tan acostumbrado a decir hoy una cosa y , al dia siguiente, la contraria, que le ocurre como al famoso ladrón del refrán: “que se cree que todos son de su misma condición”. Es natural que a Rodriguez Zapatero le duela la franqueza de su homólogo en Francia, pero lo que es incuestionable, como ya me referí en otro artículo, es que la más elemental prudencia le aconsejaba dejar los trapos sucios para lavar en España. Me imagino lo que le debe haber satisfecho a Caldera el saber que su jefe de filas lo ha dejado como chupa de domine ante el Jefe del Ejecutivo del país vecino.

No se si ustedes se habrán fijado; puede que les haya pasado desapercibido, pero lo cierto es que de la sempiterna sonrisa de ZP parece que ha pasado a un rostro mucho más adusto, o sea, que se ha trasmutado de mister Bean al Lobo feroz de la Caperucita Roja. Y es que, aunque parece que va sobrado respecto a las perspectivas electorales de su partido, me temo que algunas cosas no están yéndole tan bien como quiere aparentar. Pongamos por caso sus profecías económicas, aquello de que “España va bien”.

A pesar de que el señor Solbes, con su habitual flema, insiste en que la crisis mundial no nos afecta, lo cierto es que parece que más de 60 fondos de inversión españoles están acumulando pérdidas y, las constructoras, no lo están pasando mucho mejor. Tampoco los últimos incidentes en Catalunya le han favorecido demasiado y es posible que, en un feudo donde tenía asegurada una victoria desahogada, en estos momentos no esté tan claro que la consiga. Claro que los nacionalistas, incluyendo entre los mismos al PSC, se agarran a un clavo incandescente con tal de que no gane el PP.

Pero, vean por donde, aunque parece que ya estaba cantado desde hace algunos meses, de pronto salta la Rosa Diez dándose de baja del PSOE y constituyendo, junto con algunos otros socialistas desengañados de la política de ZP, como el señor Fernando Savater ( filósofo y un poco veleta, todo hay que decirlo), para constituir con la plataforma Basta Ya un nuevo partido político, de izquierdas, pero partidario de la mano dura con los terroristas y defensores a ultranza de la unidad de España. No está claro hasta que punto puede perjudicar esta nueva formación política a la causa electoral del PSOE, pero lo que es incuestionable es que, una escisión no es en absoluto algo que favorezca a ningún partido, por lo que representa de descontento interno, de discrepancia en políticas fundamentales y de descrédito de cara a sus votantes que, en ocasiones, se pueden sentir perplejos cuando constatan que un Ejecutivo va dando bandazos a diestro y siniestro, no en función de una política específica, clara y bien orientada, sino ante la necesidad de ir sorteando, a medida que las circunstancias se lo van exigiendo, los distintos avatares a los que sus errores de gobierno, la incapacidad de algunos de sus componentes y la obsesión cerril de la mayoría, los aboca.

No es que veamos claro el porvenir del partido de Rosa Diez. Sí reconocemos en ella una brava luchadora, unas ideas claras y una actuación consecuente con ellas. El hecho de que haya renunciado a su Acta de Diputada europea dice mucho respeto a su honestidad política y, su postura de siempre en la cuestión etarra, la avala como una firme defensora de la lucha antierrorista y la unidad de España. Pero, conocida la especial idiosincrasia del votante español; siendo diáfano el extremismo que caracteriza sus votaciones y la fidelidad que mantiene respecto a los dos bloques en que se divide la sociedad española, derechas e izquierdas; es muy difícil que un tercer partido intermedio (¡cuidado!, dejando a parte los nacionalistas, que ya son higos de otro costal) consiga erosionar al PSOE en cuanto a sus perspectivas ante las próximas elecciones de marzo del año próximo. Quedan algunas incógnitas que creo que pueden tener más influencia, en una ciudadanía acostumbrada, en su gran mayoria, a vivir a cuerpo de rey y poco dispuesta a apretarse el cinturón; que la irrupción en escena de este partido neonato. Todo dependerá de cómo evolucione la actual crisis económica; todo dependerá de si reacciona o no el sector de la construcción; todo rstará supeditado al comportamiento del euroibor y su repercusión en las hipotecas; mucho puede influir el mal comportamiento registrado en los últimos meses de la balanza de pagos corrientes y del incremento de las importaciones respecto a las exportaciones. Todo son incógnitas pendientes.

Lo que sí podemos asegurar es que, respeto a la España que nos legó el señor Aznar cuando dejó el gobierno, en el ámbito internacional, y la que tenemos ahora, gobernada por el señor ZP, con la inestimable colaboración del señor Moratinos ( que no da una ni de casualidad) hay como de la noche a la mañana. De una España interrnacionalmente respetada por su boom económico, por su política internacional, por sus buenas relaciones con Iglaterra y EEUU y por su firmeza ante el terrorismo; en el sólo espacio de tres años se ha pasado a otra España, irreconocible, hecha retazos, entregada a los nacionalismos, agobiada por el terrorismo y por la equívoca posición del Gobierno respecto a las formas de combatirlo y hundida en el desprecio y el ninguneo de todo el resto de naciones europeas, que ven a nuestro país irreconocible y al que le temen –no por su potencia económica, ni por sus logros internacionales –, sino por tener la tasa más alta de inmigración de toda Europa y, por ello mismo, constituir un peligro para ellas que se ven obligadas a aceptar las oleadas de inmigrantes que, de ninguna manera desean, procedentes de España; pero que no pueden evitar en virtud del acuerdo de libre circulación de los ciudadanos por toda la UE.
 

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