Buenas noticias para el futuro de
la educación universitaria en la ciudad autónoma: todos los
candidatos a ser rector de la Universidad de Granada (UGR) a
partir de la próxima Navidad, cuando previsiblemente se
celebrará la segunda vuelta de los comicios internos,
consideran que Ceuta y la UGR deben mantener su provechosa
relación e incrementarla todo lo que sea posible.
Lo mejor del asunto es que en prácticamente todos sus
progrmas se repiten casi miméticamente dos principios con
respecto a sus instalaciones en la ciudad norteafricana:
uno, la necesidad de ampliar su oferta; dos, su voluntad de
dotarla de mayor autonomía para crecer y desarrollarse.
Sobre ambos pilares se debe construir un proyecto
universiatrio capaz de convertirse en un verdadero motor de
desarrollo socioeconómico para Ceuta. La ciudad no es,
evidentemente, una región vanguardista en España en materia
educativa y es precisamente por ello y por su
particularísimo entorno geopolíco por lo que en lugar de
empeñarse en copiar recetas diseñadas para otras
ncomunidades debería buscar soluciones apropiadas a sus
necesidades.
Una universidad puntera en cualquier ámbito puede servir
para atraer a una masa crítica de empresas que, incentivadas
con otras medidas ya existentes como las Reglas de Origen o
nuestro particular Régimen Económico y Fiscal (REF), sean
capaces de rentabilizar la investigación universitaria en
nuevos productos y servicios.
Ese objetivo, sin embargo, parece muy lejos de las
aspiraciones actuales de la UGR en Ceuta. Por eso no nos
vendría mal fijarnos en modelos del sur, del mismo
continente africano: diferentes especialistas han propuesto
en distintos foros que las instituciones de enseñanza
superior deben ser los principales semilleros de
emprendedores diseñando sus propios planes de formación e
incubando las ideas y proyectos que surjan entre sus
profesores y estudiantes y yendo más allá en su
participación activa de lo habitual.
Esa apuesta seria de la Universidad de Granada por Ceuta (y
Melilla) que se proponen realizar los candidatos al
Rectorado debe adaptarse al entorno local y venir a
satisfacer sus necesidades de una forma única y específica
para las ciudades autónomas.
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