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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 5 DE SEPTIEMBRE DE 2007

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Otra vez exámenes
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Son los de septiembre. La última oportunidad del curso. Luego ya se sabe, volver a empezar, o "saltar" al curso siguiente.

Nunca lo tuve claro, como estudiante no me solía tocar, como profesor, llevo 38 cursos impartiendo clase y no sé si esto es lo mejor, lo menos malo, o no sirve para nada.

A pesar de llevar, como digo, casi 40 años en la docencia, creo que los aprobados de septiembre, salvo raras excepciones, nunca han sido una salvación definitiva, porque son aprobados caídos del cielo para unos y para otros han llegado por la puerta de atrás. Repito que hay excepciones, pero la mayor parte de ellos son de estos tipos que acabo de relatar.

Y ese gran porcentaje de alumnos que tampoco pasan en septiembre se explica por sí solo, porque si has tenido 9 meses, dedicado, casi exclusivamente, a eso, con un profesor que te exigirá lo que has visto, y sólo eso, y no has podido salvar la materia en junio, ya me dirás como en tan sólo dos meses, con tu trabajo únicamente, o con clases particulares, que pueden ser buenas, pero que a veces es peor el remedio que la enfermedad, a lo que se une lo bonito que es ir a diario a la playa, al cine, de viaje ..., sin tener el agobio del día siguiente, pues pasa el verano, y se vuelve peor en septiembre que estaba en junio.

Si alguien me preguntara qué es lo mejor, qué se podría hacer para optimizar esto, yo, por mi parte, no sabría por qué cambiarlo.

Esto, repito, no es lo ideal, pero ni se me ocurre qué lo podría reemplazar que fuera mejor o que fuera totalmente efectivo.

Mientras tanto, hasta que salga alguna mente iluminada, desde las altas esferas de la enseñanza, habrá que seguir con lo que hay, y he dicho "alguna mente iluminada", cosa que no suele darse demasiado por esos lares para estos temas, con lo que para no empeorar la situación es posible que debamos recurrir al "virgencita, virgencita, que me dejen como estoy".

A partir de aquí, primero la espera del examen, luego las dudas o las medias verdades sobre lo hecho, más tarde los padres con sus preguntas, a las que se suele responder:" Yo los exámenes siempre los hago bien, pero el de hoy ha sido el mejor de mi vida". Así hasta que llega la realidad final para demostrar que el curso fue malo, sin paliativos, las notas a tono con lo esperado y septiembre para no dejar mal a junio, igual que aquel.

Con este planteamiento, habrá que empezar de nuevo con matrícula, libros nuevos, varios compañeros desconocidos para este curso, profesores ...¿?, ¿Para que vamos a fijarnos en ellos?, y, eso sí, ahora hay mucho tiempo por delante, con lo que aunque se pierda un día no pasa nada, si se pierden dos, tampoco, porque es más interesante el partido del Madrid que el examen de Lengua Española, hay tiempo para recuperar. Y así vuelve a girar la noria para terminar como el año pasado.

A lo largo del curso, pocas veces se entra en estos detalles, porque aunque se sabe que en junio o en septiembre habrá notas, siempre hay la posibilidad del milagro, o de la reacción que casi siempre falla.

Para la mayor parte de los estudiantes, no para todos, el final de junio y los primeros días de septiembre son fechas malditas, son fechas que no debieran aparecer en el calendario, pero que todos los años destacan más de la cuenta, mucho más de lo que se quisiera.

Para los padres lo de junio es el primer disgusto, antes de salir de vacaciones lejos de la ciudad o del pueblo en el que se vive todo el año, y lo de septiembre es volverse a encontrar con la maldita realidad, cuando se tiene un hijo que no aprovecha mucho el tiempo, tras haber terminado unos días de descanso, en la playa o en la sierra, sin pensar en lo que va a esperar después.

Y como lo malo no viene solo, pues ahora, junto con las malas noticias de las notas de septiembre, hay que hacer frente a los gastos extra del comienzo de otro curso, con los libros, y todo lo que hay alrededor. Además, por si fuera poco, después de haber dejado la tarjeta "tiritando" , por aquello de que si uno sale fuera de casa no vas a estar mirando escaparates, si se sale es para algo, también para gastar más. Naturalmente. Esto se repite.
 

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