Son los de septiembre. La última
oportunidad del curso. Luego ya se sabe, volver a empezar, o
"saltar" al curso siguiente.
Nunca lo tuve claro, como estudiante no me solía tocar, como
profesor, llevo 38 cursos impartiendo clase y no sé si esto
es lo mejor, lo menos malo, o no sirve para nada.
A pesar de llevar, como digo, casi 40 años en la docencia,
creo que los aprobados de septiembre, salvo raras
excepciones, nunca han sido una salvación definitiva, porque
son aprobados caídos del cielo para unos y para otros han
llegado por la puerta de atrás. Repito que hay excepciones,
pero la mayor parte de ellos son de estos tipos que acabo de
relatar.
Y ese gran porcentaje de alumnos que tampoco pasan en
septiembre se explica por sí solo, porque si has tenido 9
meses, dedicado, casi exclusivamente, a eso, con un profesor
que te exigirá lo que has visto, y sólo eso, y no has podido
salvar la materia en junio, ya me dirás como en tan sólo dos
meses, con tu trabajo únicamente, o con clases particulares,
que pueden ser buenas, pero que a veces es peor el remedio
que la enfermedad, a lo que se une lo bonito que es ir a
diario a la playa, al cine, de viaje ..., sin tener el
agobio del día siguiente, pues pasa el verano, y se vuelve
peor en septiembre que estaba en junio.
Si alguien me preguntara qué es lo mejor, qué se podría
hacer para optimizar esto, yo, por mi parte, no sabría por
qué cambiarlo.
Esto, repito, no es lo ideal, pero ni se me ocurre qué lo
podría reemplazar que fuera mejor o que fuera totalmente
efectivo.
Mientras tanto, hasta que salga alguna mente iluminada,
desde las altas esferas de la enseñanza, habrá que seguir
con lo que hay, y he dicho "alguna mente iluminada", cosa
que no suele darse demasiado por esos lares para estos
temas, con lo que para no empeorar la situación es posible
que debamos recurrir al "virgencita, virgencita, que me
dejen como estoy".
A partir de aquí, primero la espera del examen, luego las
dudas o las medias verdades sobre lo hecho, más tarde los
padres con sus preguntas, a las que se suele responder:" Yo
los exámenes siempre los hago bien, pero el de hoy ha sido
el mejor de mi vida". Así hasta que llega la realidad final
para demostrar que el curso fue malo, sin paliativos, las
notas a tono con lo esperado y septiembre para no dejar mal
a junio, igual que aquel.
Con este planteamiento, habrá que empezar de nuevo con
matrícula, libros nuevos, varios compañeros desconocidos
para este curso, profesores ...¿?, ¿Para que vamos a
fijarnos en ellos?, y, eso sí, ahora hay mucho tiempo por
delante, con lo que aunque se pierda un día no pasa nada, si
se pierden dos, tampoco, porque es más interesante el
partido del Madrid que el examen de Lengua Española, hay
tiempo para recuperar. Y así vuelve a girar la noria para
terminar como el año pasado.
A lo largo del curso, pocas veces se entra en estos
detalles, porque aunque se sabe que en junio o en septiembre
habrá notas, siempre hay la posibilidad del milagro, o de la
reacción que casi siempre falla.
Para la mayor parte de los estudiantes, no para todos, el
final de junio y los primeros días de septiembre son fechas
malditas, son fechas que no debieran aparecer en el
calendario, pero que todos los años destacan más de la
cuenta, mucho más de lo que se quisiera.
Para los padres lo de junio es el primer disgusto, antes de
salir de vacaciones lejos de la ciudad o del pueblo en el
que se vive todo el año, y lo de septiembre es volverse a
encontrar con la maldita realidad, cuando se tiene un hijo
que no aprovecha mucho el tiempo, tras haber terminado unos
días de descanso, en la playa o en la sierra, sin pensar en
lo que va a esperar después.
Y como lo malo no viene solo, pues ahora, junto con las
malas noticias de las notas de septiembre, hay que hacer
frente a los gastos extra del comienzo de otro curso, con
los libros, y todo lo que hay alrededor. Además, por si
fuera poco, después de haber dejado la tarjeta "tiritando" ,
por aquello de que si uno sale fuera de casa no vas a estar
mirando escaparates, si se sale es para algo, también para
gastar más. Naturalmente. Esto se repite.
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