“O de los limones” (siempre hay
alguien que discrepa), pero vamos lo importante de la zona
es que en ella radica la sede nacional del ‘Partido de la
Justicia y el Desarrollo’ (PJD) en la que, ayer por la
mañana, tuve ocasión de tomarme el té de rigor y cambiar
impresiones con su coordinador general, Baali, antes de
trasladarme hasta las inmediaciones de la mezquita “Uhud”,
en el barrio de “Yacoub Mansur”, donde tiene su puesto de
mando el candidato por Rabat-Océano y teniente alcalde de la
capital, Reda Benkhaldun, a quien es obligado saludar (hace
ya años que nos tratamos) además de asistir a su mitin
previsto para las 19.00 hora locales. La verdad es que esta
zona bulle de políticos con los que, unos más y otros menos,
he tenido estos años un estrecho contacto: Saâd El Othmani
lidia en Casablanca, el diplomático Jalil Khadaoui se
presenta por Beni Slimán y Benkirán, más monárquico que
nadie, se bate el cobre en Salé si bien finalmente no va en
la cabeza de lista. Después de cerrar encuentros para estos
días entro en materia: en la sede del partido, cautos, me
hablan de una amplia horquilla de escaños tras el día 7:
“Entre 60 y 80. Lahcen Daoudi es más optimista, pero El
Othmani se inclina por 70 asientos en el Parlamento”;
“Tampoco -añaden- queremos sacar mucho más, no vayan a
asustarse los europeos…”, me advierten irónicos guiñándome
un ojo. Recojo el guante y nos enzarzamos cordialmente en
una distendida conversación en la que, con cierta
indiferencia, me cuentan que pasan por encima de alguna
información aparecida en medios periodísticos españoles
según la cual “los islamistas, si llegamos a ganar,
aplicaríamos la sharia”, amén de otras perlas por el estilo.
Llama mi atención un cartel electoral con los rostros de las
30 candidatas a la ‘Lista Nacional de Mujeres’, en las que
tres de ellas (en las posiciones 7, 11 y 18) lucen en las
fotos con su melena al aire, sin “hiyab” o pañuelo islámico…
“¿Y estos son los islamistas -me pregunto- que algunos dícen
que van a aplicar la sharia o ley islámica?”. Quien eso ha
escrito una de dos: o no tiene ni pajarera idea o está
intoxicando a sus lectores. Naturalmente que el PJD (que en
la anterior legislatura obtuvo 42 escaños) podría llegar
casi a duplicar sus escaños, si bien dado la peculiar forma
del recuento de votos vigente en Marruecos en cifras
objetivas les correspondería muchos más, pero no intuyo un
“rodillo” postelectoral. Esta es también le percepción de
muchos profesionales liberales de Marruecos con los que
estoy hablando estos días, de tendencia digamos “laica” y
que, hartos de la corrupción y la inoperancia de los
partidos políticos tradicionales están pensando en votar “al
partido de los islamistas moderados, el PJD de Othmani”, me
confiesan. Incluso Nadia Yasin, la hija del famoso jeque
fundador del movimiento “Justicia y Caridad” (eso sí que es
islamismo duro y desestabilizador) y que lleva tiempo
pronunciándose por una “República Islámica” (sic), ha
declarado recientemente a la cadena ‘Al Yazira’ que “pese a
no confiar en el proceso electoral, que recusamos, el PJD es
ciertamente el partido con más credibilidad de todos”,
percepción que las gentes de Othmani se han ganado a pulso,
calando en el electorado. Pero, ¿radicalismo y sharia…?;
¿dónde, cuándo, cómo?. Si los dirigentes del PJD son gente
inteligente y pragmática, también Mohamed VI (y el PJD es un
partido monárquico, pese a las veleidades de algunos) lo ha
dejado bien claro en su discurso: “las orientaciones
generales de la política de Marruecos están ya trazadas y
son conocidas”. ¿Reislamizar una sociedad ya islámica…?
Posiblemente. Pero tenga el lector siempre en cuenta que los
del PJD son “los islamistas de Palacio”. Y en Marruecos los
límites están definidos.
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