Amín Boujoubza, veterano político
y cabeza de lista del PJD por Tetuán, se despachó ayer a
gusto en el mitin del cine “Monumental” con Rachid Talbi,
ministro en Rabat y alcalde de la ciudad del Dersa que aun
tiene tiempo para presentarse (“¡sin dimitir de ninguno de
sus cargos, qué poca vergüenza”, comentan mis
interlocutores!”) como cabeza de lista por su partido de
cuadros y tecnócratas, el RNI (‘Agrupación Nacional de
Independientes’). Entre las ácidas críticas vertidas contra
el aun ministro me cuentan que está usando en su campaña,
sin ningún tipo de pudor, recursos logísticos propios del
municipio: “desde despachos con teléfono a coches oficiales
y funcionarios debidamente amaestrados”. Claro que eso no es
ninguna “especificidad” marroquí, contesto yo.
Pero en esto del uso y abuso del cargo el palmarés se lo
lleva Mohamed Achboun, el desvergonzado alcalde de mi pueblo
de acogida, el antiguo Río Martín. No sé como se las habrá
arreglado el susodicho, pero además de estar cometiendo
notorias y clamorosas irregularidades en su campaña
electoral maneja sumas de dinero que dan vértigo. ¿De donde
lo habrá sacado este hombre, maestro de Primaria a ratos y
cuyo sueldo oficial ronda los 3.000 dirhams (sobre 300
euros) al mes?. Procedente de las filas socialistas de la
USFP, con quienes rompió al no ser elegido como candidato,
se lió la manta a la cabeza y emulando al poderoso El Himma
montó su propia lista electoral, el SAP, con las 400 firmas
requeridas, 80 de ellas forzosamente de cargos públicos en
vigor. Rompiendo las leyes electorales y creyéndose el “Rey”
de Martil (a estas alturas Achboun debería saber que en
Marruecos solo hay un Rey de verdad, Mohamed VI; y por
muchos años) inundó el pueblo con sus pasquines electorales,
algo que está absolutamente prohibido por la ley y que en
unas elecciones serias sería motivo suficiente para
impugnarlas; por no hablar de la oscura procedencia de esos
fondos económicos que gasta tan alegremente, supongo que
aportados por atípicos “empresarios” de un humeante producto
del campo muy cultivado en el Rif o procedentes de alguna
“lavadora” urbanística, al estilo de la “Marbella de Oro”
cuyas costas se intuyen, en días claros, desde la playa. A
mí la lista de Achboun me da un tufillo al modelo Gil y Gil,
ya sabe el lector, incluyendo el “matonismo” y especifico:
sus pagados activistas atacaron salvajemente en el centro de
Martil a militantes de la USFP, hiriendo al propio cabeza de
lista socialista, Mohamed Ben Abdelkader. Achboun remata la
faena con la alegórica cutrería del símbolo de su formación
política, ¡una escalera!. En fin, más corre el galgo que el
mastín y el subconsciente juega a veces malas pasadas: ¿a
dónde querrá seguir “trepando” este elemento…?. Mohamed VI
se ha comprometido firmemente en un proceso electoral
limpio, justo e imparcial y mira por donde sale Achboun…
Elementos hay más que suficientes para que los observadores
internacionales o los Procuradores del Rey (que por cierto
ayer a media noche se le esperaba en su palacio de M´dik/Rincón)
metan sus narices por las calles de Martil, husmeando hasta
la misma “Baladía” (Ayuntamiento) y siguiendo la pista del
último dirham. Digo.
Ayer domingo, poco antes de las 15.00 locales, una pinturera
caravana del Istiqlal, el viejo partido de la Independencia,
con sus coches vestidos de rosa y repartiendo folletos de
color… rosa, irrumpía con sus bocinazos en el centro del
pueblo; ¿andará el Istiqlal a la sutil caza del voto “gay…?.
¡Vete tú a saber, “jai”!. El vecino Reino de Marruecos está
inmerso en plena campaña electoral y, queridos amigos del
Planeta Azul, todo es posible.
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