Dicen, no sé la razón qué tendrán
para decirlo, que los famosos mueren de tres en tres. En
esta ocasión el dicho se ha cumplido y el número de famosos
que han fallecidos han sido tres. Cada uno de ellos, famosos
en campos diferentes de la vida. Una gran actriz, un genio
de la Literatura y un deportista de elite. Emma Penella,
Francisco Umbral y Antonio Puertas, nos han dicho adiós,
dejándonos destrozados.
Sin duda alguna por su edad, veintidós años, el
fallecimiento del jugador del Sevilla y de la selección
nacional, Antonio Puertas, ha sido la que más ha impactado
en todos los sectores de la sociedad. Esa sociedad que se
sigue preguntando, cómo es posible, qué un deportista al que
no hacía mucho se le había realizado un reconocimiento
médico haya podido fallecer en esas circunstancias. Y es que
la muerte, desgraciadamente, no hace distingos a la hora de
llevarse a las personas. Como decía la sabia de mí abuela,
cada uno tenemos que marcharnos cuando nos llega nuestra
hora, sin que nada ni nadie puedan impedirlo.
Fui testigo presencial, a través de la televisión, de cómo,
Antonio Puertas, caía sobre el terreno de juego del Sevilla
en el encuentro que disputaba contra el Getafe. La verdad no
pensé, ni por un sólo momento, que esa sería la última vez
que viera con vida al jugador del Sevilla, y más cuando
salió por sus propios píes camino de los vestuarios. Lamento
en lo más profundo de mi ser que un chaval, con veintidós
años, hay visto truncada toda una vida llena de ilusiones.
Descanse en paz.
Todos sabían que, Emma Penella, no se encontraba bien, pero
ningunos podían imaginar que le final estuviese tan cerca,
que apenas tuviesen tiempo de decirle adiós. La gran actriz,
perteneciente a una saga de grandes actores, con actuaciones
sensacionales en cine y teatro se le recuerda, lo que es la
vida, por su trabajo en la serie de “Aquí no hay quien viva”
y su frase de “Váyase, señor Cuesta”. El cine y el teatro se
visten de luto ante la perdida de una gran actriz y una gran
señora de la escena. Sirvan estas líneas como un sentido
homenaje, a una gran dama.
Y cerramos el capítulo de los tres famosos fallecidos con
Paco Umbral, el maestro de maestros de todos los columnistas
españoles. Servidor, lector asiduo de todo cuanto escribía,
Francisco Umbral, siente un gran vacío al llegar a la última
página del “EL MUNDO” y no encontrar las pluma majestuosa de
uno de mis más admirados columnistas.
Francisco Umbral llegó a Madrid desde su Valladolid, con una
maleta cargada de ilusiones y las esperanzas opuestas en
convertirse en un gran escritor. Y a fe que lo consiguió con
el paso del tiempo, dejándonos un legado del bien escribir y
en cuya fuente de sabiduría y de su bien hacer, hemos de
beber todos aquellos que, cada día, nos dedicamos a escribir
una columna de opinión.
De Francisco Umbral se cuentan muchas cosas, muchas
historias, incluso de su mal carácter, pero lo que nadie le
puede negar es que era un genio de las letras, al que se le
negó su pertenencia a la Real Academia de la Lengua. Y es
que, en este país ser un genio, está muy mal visto por los
analfabetos de turno, que no quieren ver su talento hasta
que no se mueren. ¡País!.
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