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Cuando se ejerce el mando, cuando
se han de tomar decisiones desde la responsabilidad que
otorga llevar los designios de un pueblo, han de tomarse
medidas, a veces, que pueden ser poco entendidas por
quienes, desde la barrera, no soportan el peso de la
verdadera responsabilidad que implica este ejercicio. Es más
fácil el empleo de demagogias, más cómoda la crítica
oportuna, causa mayor rédito político opositar por opositar
y no emplear, a veces, el mayor criterio que supone la
aplicación de la responsabilidad de la salvaguarda del bien
general.
La pérdida de los ingresos por el IPSI es ya una vieja
compañera de los distintos ejecutivos que han desarrollado
su responsabilidad al frente de la Ciudad Autónoma.
La petición de reforma del REF y la modificación del IPSI es
también colateral en el tiempo a la caída sostenida de
recaudación y una vieja demanda del gobierno local, de los
empresarios ceutíes y de la sociedad en general que no
encuentra respuesta desde el Gobierno de la nación, más
implicado en favorecer los intereses económicos de
territorios con mayor presencia parlamentaria en el Congreso
de los Diputados. El hecho de que de un modo reiterado, para
sostener el equilibrio financiero de la ciudad y afrontar
los objetivos que los ciudadanos demandan, se deba utilizar
las líneas de créditos para anticipar lo que el Estado
aportará por Ley, es una de las fórmulas absolutamente
válidas para que el ceutí no vea mermada sus aspiraciones de
evolución, toda vez que el Gobierno central retrasa hasta el
máximo legal permitido los ingresos pertinentes por la falta
de recaudación del IPSI. En otras épocas -curiosamente-
estos ingresos no se demoraban tanto en el tiempo, con lo
que se solicitaban menos créditos y se abonaban, por
consiguiente, menos intereses.
Ceuta no puede quedarse estancada mientras su entorno
florece. Esta es una máxima que debiera aplicarse desde la
responsabilidad entre quienes asumen el mando, ya sea del
gobierno local o del Estado. El color político debe ser lo
de menos ante una situación de crisis económica real.
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OPINIÓN / EDITORIAL
