Desde que estoy en la ciudad de los dos mares, en realidad
es uno solo por cuanto la frontera entre el Atlántico y el
Mediterráneo está entre el Cabo de Trafalgar y el cabo
Espartel, aún no he pisado la playa ni me he bañado en
ninguna de las dos bahías. Ignoro el porqué no he realizado
una actividad, desde que tuve noción de las cosas nunca
falté a los baños de mar, que forma parte de mi propio ser.
Tiempo, de uso y de clima, he tenido de sobra para disfrutar
de un ocio salado y aunque no soy amante de ponerme como una
gamba cocida, eso es tomarme baños de sol, me encanta nadar
500 metros entre ida y vuelta por el “mare nostrum” y así
disfrutar de las vistas que ofrece la ciudad, considerada la
Perla del Mediterráneo, desde un punto indeterminado adentro
de la bahía sur.
Tal vez, desde ese punto indeterminado de la bahía sur,
pudiera meditar sobre la increíble predisposición de algunos
ceutíes que osan escribir artículos sobre la realidad
catalana con un perfecto desconocimiento de la situación
real de la Comunidad que me dio trabajo y me resolvió la
vida.
Mucho se ha escrito sobre algunas condiciones de la vida
catalana que la realidad niega con rotundidad. Si bien es
cierto que algunos puntos concretos existen, no son más que
puntos de referencia de un intento, perfectamente legal, por
reconducir las condiciones socio-políticas de un país dentro
de otro país.
Empezaré por la lengua catalana. No es cierto que en
Cataluña se obligue a todo el mundo a hablar catalán, de los
siete millones de habitantes sólo lo hablan correcta y
firmemente menos de un millón, de hecho si uno que
desconozca la Comunidad catalana se diera una vuelta por sus
mercados, por sus puntos más importantes de visita, verá que
la mayoría habla en castellano (no entiendo el por qué del
empecinamiento del resto de la población nacional de
mencionar el español en lugar del castellano, cuando es bien
cierto que el bable, el catalán, el gallego, el vasco, etc.
son lenguas españolas de toda la vida, equiparables en
condición y categoría al castellano, de una nación que
comenzó a ver la luz en la centuria de 1400. Antes de esta
centuria no existía España… ¿o sí?
Escribir de historia no viene al caso, simplemente por que
quienes escriben la historia lo hacen de manera unilateral y
egoísta de acorde con sus desviaciones socio-políticas y más
aún cuando se es ganador en cualquier batalla. Inventan
heroicidades y tapan verdades que les afectan malamente. Así
no pueden dar credibilidad. Dan tan poca credibilidad como
las palabras del Papa en las Américas… soliviantaron a los
indígenas y el “infalible” tuvo que rectificar. El machismo
de las religiones es transferible al protagonismo de los
tiranos…
La mayoría de periódicos de gran tirada están redactados en
castellano y son los líderes de las ventas y de ingresos por
publicidad (no en vano Cataluña es una inmensa editorial) y
los periódicos redactados íntegramente en catalán se pueden
contar con los dedos de media mano. Así mismo lo son los
libros “best seller’s” y no tanto best.
Si bien en las escuelas enseñan en catalán, éste comienza en
párvulos y termina en pábulos de difícil definición. De
hecho los niños catalanes hablan castellano en el seno de
sus respectivas familias, en la calle durante sus juegos
infantiles… si no ¿por qué todos los cines están en
castellano? Pobre del niño que no supiera castellano y
quiera ver las películas infantiles.
En cuanto al separatismo… aunque es un intento político de
un reducidísimo colectivo no apoyado por la inmensa mayoría
de la Comunidad, no deja de ser un derecho de ese colectivo
que trata de llevar hasta las consecuencias finales. Es lo
mismo que están intentando ciertos grupúsculos radicales en
Ceuta. La propia Constitución avala ese derecho a expresar
su opinión política aunque ésta nunca sea realizada
efectivamente, ¿o sí? (todo puede ocurrir cuando se procede
a votar… como ocurrió en el pleno de la Asamblea del jueves
pasado, donde el vicepresidente votó en contra de su propio
partido). Todo el mundo sabemos que existe un eufemismo
llamado “oveja negra” de la familia. Sabemos que existe pero
la toleramos, no la destruimos ¿verdad? Parece que los que
se escandalizan, ante cualquier manifestación de esas
trazas, creen a pies juntillas que será una realidad. Pobres
ignorantes que no saben que para hacer una realidad de ese
calibre es necesario tomar las armas de la misma manera con
que las tomó un grupo de generales que arrasaron un país
para imponer una dictadura. Pobres ignorantes que no saben
que el catalán se hablaba desde 1714 de manera oficial en un
lugar de la piel de toro, de larga tradición política y,
desde tiempos inmemoriales, de manera lugareña.
Yo, desde luego, no voy a polemizar sobre el tema del
catalán ni del separatismo. Simplemente porque la cerrazón
mental, de quienes atacan esa lengua y esa política, es de
maniáticos depresivos. ¿No?, entonces ¿porqué no atacan el
vascuence? Esta lengua sí que está impuesta igual o más que
la catalana en los territorios que conforman el País Vasco
y, sin embargo, no es tan vituperada como lo es el catalán.
Y no hablemos del gallego, ni lo mencionan cuando el propio
Fraga Iribarne lo habla.
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