Es posible que las nuevas
generaciones hayan oído hablar poco de Mao Tse-tung; quizá
recuerden algo del famoso Libro Rojo de Mao, pero es más que
probable que no alcancen a recordar lo que ocurrió en la
China de 1949 hasta el fallecimiento del dictador, en 1975.
No me extrañaría que, si alguien se molesta en leer este
artículo, se extrañe de que, precisamente ahora, saque a
colación a un personaje que ya ha quedado desacreditado
hasta en su propio país; pero es evidente que están
ocurriendo acontecimientos en España que, para cualquiera
que tenga curiosidad histórica, le podrían chocar por las
similitudes existentes, entre la política de la gran China,
bajo el control dictatorial del comunista-leninistas Mao Tse-tung,
con la política que intenta implantar ZP en nuestro país;
eso sí, salvando, naturalmente, las distancias en el tiempo
y en los matices,. El culto a la persona que elevó al
dictador chino a las alturas de un dios mitológico fue fruto
de una campaña perjeñada por Lin Biao, que fue quien recogió
los dichos y citas de Mao en un libro (publicado en octubre
de 1966) que fue conocido como “El libro rojo de Mao”, cuyo
contenido se divulgo por toda la nación, se estudió en los
colegios y en el ejército y era obligatorio para todos los
miembros del partido comunista llevarlo consigo. Fue el
inicio del culto personal a Mao Tse-tung, que fue expandido
por toda China por medio de carteles de proporciones
gigantescas, vallas y canciones que ensalzaban al gran
mandamás del comunismo chino. Para aquellos fanáticos, la
figura del gran padre del pueblo chino era: “como el sol
rojo en el centro de nuestros corazones y el salvador del
pueblo”. Lo cierto fue que, el promotor del famoso “Gran
paso adelante” y de la “Revolución cultural”, no tuvo
empacho en masacrar a millones de sus compatriotas con la
excusa de salvar al prueblo de “la opresión capitalista”,
siguiendo así las enseñanzas prácticas de su padre
espiritual, el señor Stalin.
Veamos el paralelismo de Mao con nuestro Presidente señor
Zapatero. Ambos tienen una característica común, se creyeron
que vinieron al mundo para luchar contra el capitalismo;
ambos son indivualistas y celosos de su supremacía sobre
todos los que los rodean, de los cuales no dudan en
prescindir cuando les resultan incómodos para sus objetivos;
son tercos y empecinados; y no les importa pagar el precio
que sea necesario para salirse con la suya. Mao era un
caudillo nato, un líder de los campesinos; Rodriguez
Zapatero aspira a serlo, aunque le falte la suficiente
inteligencia para conseguirlo, pero a pesar de ello, lo
intenta. Mao era stalinista-leninista pero difería en el
método para conseguir sus objetivos, él utilizó a los
campesinos para su revolución, cuando Stalin se valió de los
obreros de las industrias. Zapatero tiene ramalazos de
stalinismo, pero mucho de republicano resentido, de aquellos
que no han digerido el haber pedido la Guerra Civil, pero
aspira a movilizar a los separatistas, los homosexuales, los
progres de la farándula, los resentidos etc., como adalides
de su revolución, uno de cuyos objetivos consiste en
desmembrar España.
Sin embargo, donde se produce una verdadera convergencia es
en el intento de aleccionar a las juventudes en un culto
particular a sus ideas. Mao Tse-tung mediante su Libro Rojo,
Rodriguez Zapatero valiéndose de su obra didáctica, producto
de la Lin Biao particular del líder español, la sin par
Mercedes Cabrera Calvo Sotelo ( de la familia del ilustre
procer derechista que fue asesinado por la insania roja),
ministra de Educación. Ella se ha ocupado de que, por ley,
se infrinja la Constitución, se prive a los padres de uno de
sus derechos más preciados, como es el educar a sus hijos en
las enseñanzas que les trasmitieron sus padres y en la
religión que estimen oportuna, y se altere –con la expansión
de un panfleto partidista, inmoral, retorcido y chapucero,
denominado Educación para la Ciudadanía –, el derecho de los
jovenes a no ser influenciados por doctrinas sectarias y
totalitarias.
Y esta sin razón, este abuso de poder, vean ustedes que ha
sido avalado por el silencio cómplice de una gran parte del
profesorado español; con la incomprensible aceptación de la
FERE, que como Esaú, por un plato de lentejas (entiéndase
subvención estatal) se ha prestado a vender los ideales
éticos y religiosos, dejando en la estacada a los miles de
padres que se han levantado contra la cacicada del Gobierno.
Seguro que el Señor, como hizo con los mercaderes del
templo, la emprendería con estos curas mercantilizados a
latigazos, hasta que los hubiera expulsado del templo de la
enseñanza.
ZP–MAO, ambos de la misma calaña, pretenden o pretendieron
deshacerse de toda oposición, para ello el segundo asesinó a
todos los que no pensaban como él, en lo que se dio por
denominar “Movimiento Antiderechista” que sucedió al de “Las
cien flores” ( el segundo quiso servir para comprobar
quienes pensaban distinto de la doctrina oficial y, el
primero, le sirvió para deshacerse de aquellos que había
comprobado que se oponían a su revolución). ZP, menos
belicoso (no podría aunque quisiera), ha preferido ningunear
a la oposición, intentar desarbolarla, apartarla de la
carrera política para acabar convirtiendo a España en una
dictadura del proletariado, según el modelo totalitario de
Venezuela, Bolivia o el Ecuador. Sólo inculcando ideas como
“invitar a las chicas a que pierdan su virginidad antes del
matrimonio” o “la guerra del Irak fue culpa de la
inestimable colaboración de los nueve millones de españoles
votantes del PP” o “cuestionar que España o EEUU sean
realmente Estados de Derecho”; se puede conseguir destruir
la historia, lavar los cerebros y falsear los principios.
Pero vean, no estarán tan seguros de los resultados de esta
asignatura, cuando han decidido posponer su aplicación en
Ceuta y Melilla hasta después de las elecciones, o sea, para
el año que viene. Saben que en estas dos ciudades,
cristianas y baluartes de españolidad, les iba a costar un
precio importante en las urnas. Yo creo que, en cualquier
caso, con asignatura o sin ella, estas bellas ciudades
españolas van a darles una lección a estos corruptores de
menores e invasores de los derechos de la familia. El hecho
es que a nosotros no nos engañan como “a chinos” y esta
bazofia acabará, como las Marías de cuando éramos
estudiantes: objeto de la cuchufleta general y del chiste
fácil. Y es que las ideas no se pueden imponer a la fuerza,
y menos a los españoles.
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