Explicar qué significa la palabra ‘Neolítico’ y vincular el
concepto a la expresión artística para que niños de ocho
años lo comprendan, no es una tarea precisamente fácil.
Carmen Navío lo sabe, pero también reconoce que una vez
fijadas las ideas básicas, el interés rueda con el
aprendizaje. Así lo demuestra el primer taller de cerámica
infantil puesto en marcha por la Consejería de Cultura, en
el que Navío ejerce de profesora. Un total de trece pequeños
aprendices de ceramista han pasado esta semana por el museo
de la Basílica Tardorromana para conocer los tipos, las
técnicas y las formas de cocción. Los próximos días otros
tantos alumnos pasarán por el curso.
“Es una época prehistórica en la que se empieza a crear
símbolos en vez de imágenes. Surge la agricultura, la
ganadería y la alfarería, más o menos, se lo resumo así”,
dice la maestra que hasta este año, con el programa E-Muse,
no había trabajado nunca con niños.
La particularidad de este taller es, a diferencia de otras
técnicas artísticas que trabajan sobre plano, las opciones
que ofrece la volumetría. Y, como no, la magia del barro.
“Trabajar con los volúmenes les llama mucho la atención y
las posibilidades del barro son casi infinitas”. Un cursillo
intenso, en el que la primera tanda de escolares ha tenido
una semana de clase para conocer las nociones básicas de la
cerámica. “Una de las cosas más interesantes del proyecto ha
sido la posibilidad de trabajar dentro en un museo porque
les ayuda a ver las cosas más de cerca. Cuando pasen por
otro museo y vean piezas neolíticas, ya no les serán ajenas
y no lo percibirán como algo aburrido”, explica Navío.
Los trece artistas han descubierto qué es y cómo se plasma
la cerámica cardial, con digitaciones (huellas),
ungulaciones (uñas), por puntos y peinada (a base de rayas).
Y para ello, Navío ha empleado dos cosas: objetos de
cerámica de cada tipo y una pizarra para dibujar. Como
resultado, han materializado dos o tres piezas (cuencos,
jarras), ha dependido en cada caso. La profesora les ha
despedido con la promesa de que verán cocidas sus obras,
bien con atmósfera oxidante (“la más probable”), bien con
atmósfera reductora. “Es una forma de desarrollar la
creatividad y los niños tienen tanta imaginación que este
tipo de proyectos son ideales para potenciar su intelecto”,
valora Navío.
Como todo es experiencia, la próxima semana, el curso
incluirá la visita del arqueólogo José Suárez que explicará
a los niños del segundo taller, a través de imágenes de
Power Point, de qué trata su ciencia y cuánto pesa la etapa
neolítica.
“Lo ideal ahora es darle continuidad al curso para que los
jóvenes amplíen sus conocimientos. Que descubran el vaso
campaniforme... hasta llegar a la Edad Media”, opina la
maestra ceramista. El fin del curso será el próximo viernes
con los 26 alumnos y la consejera de Cultura, Mabel Deu.
Ayer, la despedida incluyó un regalo: Un collar de cuentas
de cerámica elaborado por Navío. Y los padres, tan
contentos.
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