No va a ser un camino de rosas
esta legislatura, se acerca un otoño calentito, de esos que
parece que el verano no ha terminado de irse dándole paso a
otra estación del año, como es su deber. Así que todos
preparados, listos para ocupar sus puestos de observación y
no perderse detalle del asunto que una patata caliente está
presta a ir a parar a determinadas manos ¿a qué manos ira a
parar?.
Esa es la pregunta del millón, a la que habrá que buscar la
solución. Desde luego, sin tirarme flores, más bien prefiero
que me tiren bocadillos de jamón, podría estar en
condiciones de hacer que esa patata caliente que, por cierto
está ardiendo, fuese a parar a las manos de quien más
méritos tiene para recibirla. Pero, servidor, como no tengo
nada que ver con el asunto, a quien Dios se la dé, San Pedro
se la bendiga.
La patata caliente, por mí santa, es verdad que existe y que
puede aparecer en los comienzos de otoño. Y todo, por no
tener lo que hay que tener para quitarle la careta, de una
vez por toda, a un personajillo que tanto daño le está
haciendo a esta tierra.
La ventaja que lleva el menda, en todo ese asunto, de
cantarle las cuarentas al personajillo en cuestión,
mostrando su verdadera cara es, sin lugar a dudas, que estoy
limpio como una patena al no deberle nada a nadie ni, por
supuesto, tener que agradecerle nada a nadie. Cosa, que por
las razones que sean que me interesan un bledo y el otro
también, muchos no pueden hacer, por temor a que el
personajillo en cuestión largue todo lo que puede largar. Es
la servidumbre de los favores, hoy por ti, mañana por mí. Y
el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Pero
que la tire con mucho cuidado no se vaya a pegar, el mismo,
una pedrada de aquí te quiero ver.
Esa es la razón, por la que este mediocre personajillo se
va, en todas las ocasiones de rositas. Les tiene miedo,
hasta me atrevería a decir que le tienen pánico cuando, en
realidad, tiene mucho por que callar, sólo bastaría con
tirar de hemeroteca, que se iba a enterar lo que vale un
peine.
No es que el asunto me importe ni mucho ni poco, se lo
cuento a ustedes, para que estén atentos a lo que puede
pasar en ese otoño que se avecina y puedan comprobar, con
toda tranquilidad quién se va a comer esa patata caliente
que, por supuesto, no es ninguna patata asada de esas que
venden en el recinto ferial. ¡A la rica papa!
Por supuesto que esa no será la primera papa caliente que le
llegue a las manos a quien le tiene que llegar y, ahí, es
donde quiero ver a todos esos que ganan unos pedazos de
sueldos dando el callo, y demostrando por qué ocupan el
lugar que ocupan ganando esa pasta gansa. ¿Ustedes creen,
con sinceridad, qué están preparados para solucionarle el
asunto a quien se lo tiene qué solucionar?. Desde luego, no
sería el menda quien apostara ni un euro por todos ellos.
Ustedes pueden apostar todo lo que crean conveniente. No
hagan sus apuestas muy elevadas porque, con toda seguridad,
van a perder su dinero.
¡A la rica patata caliente del otoño!. Y al cara dura del
personajillo, seguro que nadie le dirá nada. ¿O no?
|