Además de caras son lentas y con
atascos.
Esta es la verdadera realidad de las autopistas españolas,
en las que los peajes llegan a formar colas de 70 kilómetros
en días de mucha circulación.
Y al encontrarnos con esto, lo primero que podemos pensar es
¿ Para qué quiero una autopista, si además de costarme un “
riñón” luego no voy a poder ganar tiempo en mi viaje?.
Veo en un periódico de ámbito nacional, concretamente en La
Razón, como en el primer fin de semana de este mes de
agosto, exactamente el sábado 4, se registró un atasco de
unos 75 kilómetros en la AP-7, con lo que, por primera vez
en la historia, hubo que levantar las barreras de los peajes
de El Vendrell y Tarragona.
No es la primera vez, ni será la última, a lo largo del año
que los largos atascos se registren en cualquiera de
nuestras autopistas, con lo que se incumple así el verdadero
objetivo para el que las autopistas se diseñaron, el de
garantizar a todo aquel que paga, una conducción más fluida
y, también, más segura.
Pues bien, además de la incomodidad y además del atasco, en
días de mucha circulación, luego hay que tener en cuenta el
precio y la diferencia de precios que hay de circular por
unas autopistas a circular por otras.
Cuando estamos en pleno verano, cuando más se está haciendo
uso de las autopistas, nos encontramos con que de circular
por una autopista de Baleares, a circular por una de
Pontevedra, en algunos tramos varía no un 1, un 2, un 3 o un
5%, sino hasta un 3325%. Una auténtica barbaridad, un
verdadero timo, o mejor dicho una estafa el que en el túnel
de Soller, en Baleares, cueste 1,37 euros el kilómetro
recorrido.
Significa todo esto que las diferencias de coste entre una
autopista y otra muestran unas diferencias astronómicas y si
a esto le unimos el que en agosto hay autopistas que aplican
unas tarifas máximas de temporada alta, nos encontramos con
que también hay algunas autopistas que hacen su auténtica
cosecha, o su verdadero agosto.
Cuando desde los organismos oficiales se habla de inflación
y nos cuentan cada tarde, cada mañana o cada noche que la
tasa interanual está en el 1,98%, por ejemplo, vemos que
aquí, en las autopistas, no en la tasa interanual, sino en
los meses que van del año 2007, el precio ha subido un
3,68%, precisamente cuando esto se estabiliza en la UE.
Que las diferencias de precios son abismales nos lo
demuestran estos datos cogidos en un simple muestreo:
Sevilla- Cádiz, 0,05 céntimos por kilómetro.
Madrid- Arganda, 0,06 céntimos por kilómetro.
Túnel de Cadí, 0,33 céntimos por kilómetro.
Aeropuerto de Barajas a Madrid, 0,17 céntimos por kilómetro.
Además del ya citado de Baleares, todavía más caro.
Según las estadísticas oficiales, la red de carreteras
españolas la conforman casi 170.000 kilómetros, exactamente
165.646, pues bien de ellas 3.095, o lo que es en torno al
2% son de peaje, y ahora mismo hay en construcción otros 330
kilómetros más.
Y con una red tan irregular, en los costes y en su estado,
ahora, cuando no hemos entrado todavía en la última semana
de agosto ya se han cobrado la vida de más de 170 personas
las carreteras españolas en este mes de agosto.
Hasta el pasado día 16, la carretera se había cobrado la
vida de 162 víctimas. A partir de ahí se ha ido sumando y
los pronósticos hasta finales de agosto no ponen la
situación muy halagüeña, con lo que no se espera que cuando
llegue el día 1 de septiembre haya bajado la cifra de 300
muertos en las carreteras.
Y es que aquí algo falla, además de que podamos ser más
imprudentes, yo no lo creo, que los franceses o los
alemanes. Aquí está fallando el estado del piso, las
constantes obras, los numerosos puntos negros y la política
utilizada, sancionadora, para hacer caja, en vez de
previsora, para recortar el número de víctimas.
Todo el que quiera ver otra cosa está muy equivocado, y con
este ritmo pasan los años sin corregir casi nada.
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