¿Qué musitan entre sus dientes con
carillas de porcelana pagadas a plazo en clínicas Vitaldent?
¿Qué si hablo de poderío porque , por fin, he resultado
agraciada con el cuponcito? No. Voy a hablar del poderío de
los Poderosos y de las vacaciones de Zetapé en una recóndita
aldehuela asturiana, en plan ecoturismo, que es lo más fino
y lo más “in”. ¿Qué si yo he estado, por un azar en una
idílica aldea , habitada por un puñado de lugareños y
disfrutando de la bucólica paz de una casa rural? No. La
verdad es que, ningún cacarear del gallo que rompe el alba
quiebra mis sueños. Ni desayuno productos naturales y
autóctonos, absolutamente ecológicos, en plan turismo rural.
Que va. ¿Para que les voy a mentir? Todos ustedes saben
perfectamente que mi yantar mañanero es un café con un bol
de cereales, entre arcadas, lógicamente ¡como odio los
cereales! Luego el caminar por la playa del Palo amagando
sin atajar, para disfrutar más aún de la mar agosteña y de
allí tiro a la izquierda hasta el bar de las Cuatro
Esquinas, que huele a fritanga a cualquier hora del día.
Allí cafelito y un churro compartiendo pareceres con mi
amiga Soledad, que no es ausencia romántica, sino una
anciana y dignísima vendedora de la ONCE a la que llaman
Sole y que me reserva cada día un cupón por el que pago mi
óbolo y que me guarda para mirarlo. Una vez me tocaron cinco
euros y la invité a desayunar. ¿Qué eso no es “nada”
bucólico y demuestra escaso poderío? Pues ese “nada” es mi
pequeña vida y es la que quiero, como quiero el churro de
treinta céntimos, las arkocápsulas y luego alargarme a mi
hora de machaque al gimnasio “Pitu” ¿Qué murmuran con la
altivez de un eurodiputado de provincias? ¿Qué mi panorama
es absolutamente cutre y deprimente? Vale. Si yo les contara
alucinarían mismamente como si hubieran ingerido un bocado
de peyote mojado en ajoblanco, pero no les cuento,
mayormente porque no me da la gana y si quieren saber de mis
intimidades me pagan una exclusiva.
Mejor les preguntan a los Poderosos sobre sus meses de
agosto y ya que estoy metida en faena y escribiendo
furiosamente con mis dos dedos favoritos ¿Puede informarme
algún socialista de si es verdad que Zetapé, para hacer
ecoturismo tiene que mover una comitiva de cincuenta
personas? ¡Vaya! No sabía yo que un sueldo de Presidente del
Gobierno diera para tanto. Porque cincuenta en comitiva son
cincuenta sustanciosos sueldos que, estoy segura y ustedes
han de compartir esa seguridad, de que no salen del bolsillo
de los españoles. ¿O sí salen de nuestros bolsillos? Y
además ¿Cabe tanta gente en la aldehuela? Porque esos tienen
que hacer las tres comidas y la merienda, amén de los
sueldos y no les van a acomodar en la casa rural del
Presidente, porque entonces la convertirían en una
casa-rural-patera y eso es especialidad de los caseros
malhonestos que alquilan a rumanos, que, a su vez,
realquilan colchones. La pregunta del millón es la siguiente
¿Queremos los españoles pagar de nuestros miserables haberes
las comitivas, escoltas y demás mamoneos, que “tienen” que
acompañar los veranos y las vacaciones de los Poderosos? La
respuesta es un abrumador “NO”. De ahí el miedo y la
reticencia de los sucesivos gobiernos españoles a ese
incómodo invento del referéndum. De ahí las dificultades,
reticencias e inconvenientes multiplicados de convocar
consultas populares.
Y el jodido empeño de los españoles por ser consultados y
participar activamente, no cada año, sino, si necesario
fuera, cada mes, en temas que tocan nuestros monederos y
nuestros cojones. Poderío si Zetapé moviliza a medio
centenar de propios para garantizar su descanso pastoril.
Poderío si les paga de sus ahorros o pide un crédito como
hacen muchas familias españolas cuando llega una feria o
unos días de asueto, para disfrutarlos. Pero si el poderío
ajeno lo pagamos los españoles, entonces este artículo deja
de llamarse “Poderío” para pasar a titularse “Poca
vergüenza”
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