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OPINIÓN - MARTES, 21 DE AGOSTO DE 2007

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Descosidos cerebrales

Por Quim Sarriá


Anoche estuve en una tertulia en la que se especulaba con el nombre DEMOCRACIA hasta límites insospechados. La casi mitad de los contertulianos son de derechas (aunque digan que son centristas de toda la vida), la otra casi mitad de izquierdas y unos pocos, poquísimos, demócratas sin dirección especificada.

En cierto momento de la charla, cuando más fuerte hablaban los de la mitad de la casi mitad de derechas (los más recalcitrantes nostálgicos del franquismo), apareció por la zona una espectacular mujer que atrajo todas las miradas y que consiguió, en un segundo, lo que ninguno de los tertulianos consiguieron durante las tres horas que llevábamos discutiendo: hacernos callar.

Sin embargo, al punto nos dimos cuenta que no era una mujer sino un travestido extraordinariamente decorado y entonces el tema derivó sobre la ley que los ampara. Ley que hizo saltar espuma a través de las bocas de los componentes de la mitad de la casi mitad de derechas (los más recalcitrantes nostálgicos del franquismo), espuma que hizo el milagro de que varios vasos fueran retirados, prestamente, por haber sido contaminados por no se sabe cuantas especies de bacilos, microbios o virus esputados por las “honorables” bocas de esos próceres nostálgicos.

Ya sabemos que Ceuta es un bastión de nostálgicos del franquismo que aún siguen creyendo tener prebendas y privilegios que niegan a los demás y, de entre todo ese elenco de espectros vivientes, destaco a alguien a quién no puedo ni quiero considerar como camarada dentro del mismo medio de comunicación como es éste diario. Ignoro si me he topado con un monstruo destructor de cualquier esencia de libertad e igualdad democrática, pero si sé que sus artículos carecen de toda lógica, comprensión y democracia.

Me estoy refiriendo a una articulista de la que un buen amigo mío exclama que le da miedo. Desconozco si es holandesa (de alemana sólo tiene las trazas de Goebbels) pero española no creo que sea, los restos de nazismo no se lo quitan nadie y la mierda soez que suelta con su pluma sólo la mancha a ella misma. La retrata cual es y la rebaja hasta límites imaginables; límites a que llegaron ciertos mandamases (y no tan mandamases) de exagerado protagonismo chulón, dantesco y pérfidamente goebbeliano. Tan insurrealista personaje no me produce náuseas; me produce una risa tremenda; una risa inmisericorde… leo sus escritos como si leyera malos chistes, tan malos que no pueden representar, ni de lejos, lo castizo del país. Y precisamente por ello, por lo malos que son, me producen esa risa que no llega a ser histérica. Las cabezas cuadradas no encajan como articulistas, aunque se les permita, en los periódicos de nuestro tiempo, de nuestro siglo. Quedan cada vez más cuadradas. Transformadas en esos tipos de imprenta plomizos y deteriorados. Repetitivos hasta la saciedad.

Tal vez se trate de un travestido, los travestidos acostumbran a soltar tacos como los más burdos e ignorantes miembros de la humanidad y ello implica que sean tan poco femeninos a más de que sus rostros difícilmente pueden sugerir amor verdadero. Sus voces de ultratumba sí que dan miedo. Sus contoneos se asemejan más a una vieja lavadora desprovista del contrapeso que a cualquier otra cosa. Lo malo de todo ello, que no es lo que expreso más arriba, es que sus escritos destilan el mismo odio que ellos (los travestidos) se lo han creado e incrementado dentro de sí mismos.

El descosido cerebral de esa articulista queda tan patentemente remarcado por el odio, que derrocha y desborda los límites de la decencia más elemental de la actitud social, que la hace creer en que la razón está de su parte cuando lo cierto es que la sinrazón asoma por cada uno de los cabos del descosido cerebral que asoman a través de su mirada, de su mente y de esa forma de expresarlo por escrito. Bastante tuvimos y tenemos con don Camilo, al Cela me refiero, no al don Camilo de Giovanni Guareschi. Aunque se le parezca. Ignoro si será descendiente de un tal Jacobus.

En cuanto a la bandera del País Vasco -que viene descrita en el diccionario de la Real Academia Española como ikurriña-, resulta lamentable esa petulancia tan tremenda de que hace gala la mencionada articulista. Fue inicialmente la bandera de Vizcaya pasando posteriormente a serlo del País vasco entero (Julio de 1894). Ciriaco de Iturri, socio de más edad, izó por primera vez la bandera nacional vasca, la "Ikurriña". Para que lo sepa y no cometa errores en el futuro, le diré que el diseño de la ikurriña comprende un fondo rojo, color del Señorío de Vizcaya, sobre el que se superpone una cruz verde de San Andrés, patrón de Vizcaya por si no lo sabe igualmente, y sobre ésta cruz verde se sobrepone otra cruz, de color blanco, que representa el símbolo del catolicismo. Respete a los muertos, Sabino Arana (1865-1903) tuvo su propio ideal, como lo tuvo José Antonio Primo de Rivera (1903-1936), en base a la libertad individual y si basó la bandera vasca en la “Unión Jack”, la bandera española se basó en una planta a la que se dio el mismo nombre “bandera española” Lantana camara nana (arbusto generalmente provisto de toscas espinas, de 1-2 m de altura en las formas típicas, pero apenas rebasan el palmo en las variedades nana; hojas opuestas, toscas y reticuladas, ovales acuminadas y dentadas, perfumadas; flores pequeñas, con tubo delgado y con el extremo primero de color amarillo oro, después anaranjado y finalmente color cinabrio; las flores se presentan reunidas en una densa umbela que se alarga en espiga) y su diseño se remonta al reinado de Carlos III (1759-1788) pero de uso exclusivamente militar. Para saber más, vayan a La Moncloa, les informarán detalladamente.

Tampoco confunda a todos los vascos con esos asesinos etarras.
 

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