Escribo, como sabe el lector, a
más de mil kilómetros de distancia y voy camino de mes y
medio fuera de Marruecos, por lo que hasta que vuelva a
Tetuán para poder darle un repaso a los archivos y consultar
tanto fuentes oficiales como de organizaciones islamistas
-en primer lugar y dado el tema que nos ocupa “Justicia y
Caridad”-, no me atrevo a escribir más en profundidad.
Teorizar está bien, pero en estas situaciones el trabajo de
campo me parece indispensable. Lo que si puedo es
adelantarles algunos de los movimientos de esta importante
organización islamista en España, como ya adelanté ayer. No
cabe duda que la estudiada visita a nuestro país en 2.006 de
Nadia Yasin y Mohamed Abbadi, con respetables sumas de
dinero encima, tuvo como objetivo proyectar
internacionalmente la organización e intentar aglutinar sus
bases dentro de la numerosa emigración marroquí. Además del
País Vasco, “Justicia y Caridad” se mueve con fuerza en
Madrid (donde controlan al menos dos mezquitas en Getafe,
“Al Istekama” y “Al Falah”, además de oratorios en Leganés y
Villaverde Alto) Barcelona y las Baleares, pero donde parece
que puede radicar su base es en Levante, con Murcia (donde
residen más de cincuenta mil marroquíes) como epicentro,
desde donde articularían su difusión en las vecinas Alicante
y Almería. ¿El embrión de un nuevo “Al-Andalus”…? En Murcia
“Justicia y Caridad” es particularmente activa (Mohamed
Abbadi tiene familia en Cartagena), tomando como “pantalla”
asociativa (típica táctica de los movimientos islamistas) la
“Federación Islámica de la Región de Murcia” (FIRM). No deja
de llamar mi atención que la distribución geográfica de
“Justicia y Caridad” coincide, a excepción de Extremadura,
con las zonas de asentamiento de otro movimiento islamista
de fuertes rasgos fundamentalistas y que, en ocasiones, se
ha visto salpicado por la implicación terrorista de muchos
de sus miembros: el Tabligh.
¿Es peligrosa “Justicia y Caridad”?. Salvo su eventual
participación (si bien indirecta) en el atentado de Mekinés,
la organización del jeque Yasin siempre ha manifestado estar
contra la violencia terrorista… mientras planifica un asalto
al poder (¿alguna vez en la historia han sido pacíficos?)
capaz de derribar al Estado marroquí. Sus decenas de miles
de disciplinados militantes, muy celosos en sus prácticas de
fé (en Tetuán tienen copado el gremio de los taxistas), así
como sus simpatizantes llevan a gala no mezclarse con los
“malos musulmanes” y, no digamos ya, con personas o
prácticas occidentalizadas. Esto quiere decir, lisa y
llanamente, que en el seno de la emigración “Justicia y
Caridad” trabaja por la consecución de “espacios liberados”
(en barrios, escuelas, centros de trabajo…) impidiendo, de
palabra y obra, pautas políticas integradoras. En este
sentido, “Justicia y Caridad” sí constituye una grave
amenaza para la convivencia social.
Por cierto, tanto “Justicia y Caridad” (de forma
interpuesta) como “El Tabligh” se encuentran firmemente
asentados en Ceuta. España es hoy una de las bases mejor
organizadas del islamismo radical (y no escribo de
terrorismo islamista, sino de “islamización”) en Europa, ese
islamismo amenazante que para algunos es el pilar de la
nueva estrategia española: la asimétrica “Alianza de
Civilizaciones”.
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