Leemos en un titular de periódico
que el Gobierno ha decidido retrasar un año la implantación
de la asignatura de “Educación para la Ciudadanía en las
ciudades de Ceuta y Melilla”. Dice a continuación “que el
dato llama la atención toda vez que la competencia de
Educación en las ciudades autónomas es estatal y en las
comunidades gobernadas por los socialistas está previsto que
se empiece a impartir el próximo mes de septiembre”.
No pensamos, como dice el representante de la Asociación
Nacional de Profesores en Melilla (ANPE), que se trata de un
tema electoralista, sino que, creemos, se produce este
retraso por la improvisación que viene llevando a cabo el
Ministerio principalmente en el desarrollo de Ley Orgánica
de Educación en la que se no ha considerado la enseñanza de
la asignatura de Religión sin que nadie se haya parado a
pensar en la especificidad de Ceuta y Melilla, por lo que a
impartir la nueva asignatura se refiere. Y ni siquiera para
Andalucía, de gobierno socialista, se ha publicado el Real
Decreto que desarrolle la materia ni, por consiguiente, dado
a la luz su texto. Es que, dicho con ironía, ¿vamos a querer
en Ceuta ser superiores a los andaluces?. ¿Podrán conocerse,
por otro lado, las causas de este retraso de aplicación de
la Ley en Ceuta y Melilla?.
Pero tenemos también que hacernos eco de las manifestaciones
del Sr. Peces Barba quien acusa a la Iglesia, por estar en
desacuerdo con ella, de desafío a la Ley, cuando lo que
tratan los católicos es que se “sean compatibles estas
normas con la Constitución”, como lo tendrían que ser las
del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la
enseñanza de la religión e, incluso, la financiación que
debe percibir la institución.
Y a éste último respecto es donde, por nuestra parte,
ponemos más énfasis, pues si excluimos la religión de las
enseñanzas en primaria o secundaria, seguro que
desaparecerán las oportunidades de atender vocaciones de
religiosos (nos referimos a los cristianos) y, por ende, las
posibilidades de conseguir la preparación y conocimientos a
quienes sientan la llamada para la atención del prójimo,
principalmente del necesitado, pues no debemos obviar, como
ya hemos indicado en alguna ocasión, la ingente labor de la
Iglesia no solo en la enseñanza, sino también la asistencia
que presta en hospitales y sanatorios de enfermedades
infecto-contagiosas (Hermanas de la Caridad), centros de
acogida de enfermos terminales y psiquiátricos que ni
siquiera tienen asistencia por la Seguridad Social (en Ceuta
existen dos: “Cristo Rey” y “Cruz Blanca”), la atención y
protección de las personas con minusvalías físicas, mentales
y psicológicas (Hermanos de San Juan de Dios), comedores y
casas de acogida para inmigrantes y desvalidos y centros de
educación tales como colegios de párvulos, primaria o
secundaria atendidos por sacerdotes Marianistas, Hermanas
Adoratrices, Salesianos y Agustinos (solo esta ultima
congregación posee mas de cincuenta sedes repartidas en
distintos países). Por todo ello pensamos que es necesaria
la enseñanza de la religión, sin imposición de ninguna clase
pero atendiéndose a quienes la demanden y que debe evitarse
la colisión entre la Iglesia y la “Ley de Educación de la
Ciudadanía” a fin de que sean atendidas las demandas que en
este sentido reivindican las familias cristianas y para que
se siga desarrollando, sin obstáculos, la ingente obra
social que viene llevando a cabo la institución cristiana.
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