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OPINIÓN - MARTES, 21 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Dicen y servidor lo confirma que: “no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”. Teniendo en cuenta, tal asunto, me considero un hombre inmensamente rico. Me basta y me sobra con tener lo justo para vivir. La ambición nunca ha tenido lugar en mí particular diccionario. Por eso cuando miro a mi alrededor y veo a tantos y tantos ambiciosos siento pena, de todos aquellos que por su desmedida ambición, son esclavos del vil metal, hasta tal punto les lleva la misma que no les importa lo más mínimo, ponerle el pie en el cuello a aquellos que llaman amigos o vender a su propio padre.

Ante esto uno se pregunta, para qué les vale tanta lucha por conseguir el maldito parné. Es que, algunos de estos ambiciosos, creen qué se los van a llevar cuando estiren la pata. Cosa que tendremos que hacer todo. Lo de estirar la pata me refiero

También dicen, y sus motivos tendrán para decirlo que: “tanto tienes, tanto vales”. Pero el dinero, para desgracia de todos esos ambiciosos, no es todo en la vida. Hay cosas mucho más importante que el maldito parné que al fin de cuentas a veces les vale, a todos ellos, para comprar ciertas voluntades pero, jamás, para comprar la felicidad. Y no hablemos de la dignidad del ser humano. Esta a igual que algunas voluntades, la felicidad y, sobre todo, la libertad y la inteligencia no tienen precio. Para su desgracia no las pueden comprar. ¿Entonces, qué les queda?.

Pues les queda lo que, para todos ellos, es la mayor de las fortunas que les puede proporcionar la vida, el dinero. Y como dice la canción: “recontando su dinero un avaro se pasaba el día”. Los ojos les brillan cuando siente entre sus manos, ese trozo de papel sucio y maloliente que metaliza los corazones y sus corazones laten a velocidades increíbles, mientras siente el mayor placer de sus vidas.

Esta fauna de personajes existe en todos los pueblos, ciudades o capitales de provincias. En una palabra es una plaga que se encuentra en cualquier confín de la Tierra. Abundan tanto como la plaga de topillos que están destrozando las cosechas de Castilla La Mancha. Por si no lo saben, no hay que ir muy ejos para contemplar a personajillos pertenecientes a esa fauna..

La mayoría de ellos, son gentes que jamás han sido ni han tenido nada en sus vidas, y que tienen la certeza que ha llegado la hora de conseguir dinero al precio que sea, sin pararse a pensar que, el día menos pensado, puede aparecer un juez Torres que le ponga en el lugar que les corresponde. Y todo por un puñado de asquerosos billetes.

Sin señalar que está una jartá de feo, no se llamen a asombro si, un siglote estos en que no se tenga nada mejor que hacer, aparece por estos lares, algún que otro juez dispuestos a tirar de la manta. A servidor, por supuesto, no le va a coger de sorpresa.

Esta fauna llena de analfabetos, más inútiles que el de una muñeca, tiene la creencia de que son invulnerables a cualquier acción que se ejecute contra ellos. Sus inteligencias no dan para más y, mucho menos, si están asesorados por los listillos de turno, cuya nivel intelectual no está muy lejos del de sus asesorados.

El que esté libre de pecado que tire la primera piedra, diría la sabia de mí abuela que de todos estos personajillos, tenía un conocimiento pleno. Por qué aprendería, servidor, tanto de los consejos de mí abuela. Gracias, viejita
 

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