Un año más, llego y se fue, nues-tra Semana de Pasión, quizá
con un triste Jueves Santo, por las causas del mal tiempo
que quedaron confirmadas.
Muchos fueron los caballas de adopción que cogieron la
maleta y salieron pitando para la Península o para el país
vecino.
Para mí, modestia aparte, no con-cibo el abandonar Ceuta en
plena Semana Santa y dejar sin aliento y calor a los
Sagrados Titulares, que conforman el arte cofrade que tiene
esta tierra.
Una vez más, donde mi corazón y espíritu se me han
desbordado por el sentimiento y las pasiones, ha sido el
Martes Santo, como una cita,mirando emocionado el cielo
caballa. Ovaciones, palmas y suspiros. La Esperanza y el
Nazareno van avan-zando, se van encontrando, con el balcon
del ayuntamiento.
Oracion a los muertos, El Novio De La Muerte.
Me despido de ellos, consigo ver de lleno pasar a mi vera a
los Sagrados Titulares, y asimismo, mis Caballeros
Legionarios recordando, mientras van desfilando, mirando al
cielo, a los que están y a los que estu-vieron, vistiendo la
Camisa Verde, en El Tercio acompañando a la Esperanza y al
Nazareno. Y la apote-osis final, en la calle de mis sueños,
la calle Velarde, que resiste entre paredes y adoquines, las
embestidas de obras y derribos. Miro de reojo, y suspiro, al
Patio Morales, y van lle-gando mis Sagrados Titulares. ¡Qué
paso! ¡Qué poderío! Los gastadores van demostrando sus dotes
legiona-rias, y por dos veces consecutivas, consiguen
entonar honores a los Muertos, El novio de la muerte.
La calle se va viniendo abajo. Los aplausos y vítores cuando
el caballe-ro legionario Giles, va cantando esas colombianas
legionarias, entre tambores y cornetas.
No había cables, ni luces que cho-casen con los pasos, qué
sentimiento, qué inspiración divina, qué momento mas bonito.
Lo que sentimos allí los caballas y los que están estos días
en esta tie-rra, en este momento de nuestras vidas, no hay
vacaciones en el mundo, ni ofertas, ni premios que me
hicieran quitar de Ceuta en un Martes Santo, de mis lágrimas
al ver pasar a la Esperanza y al Nazareno.
|