Soy uno más de los muchos ceutíes
que consideran a nuestra tierra como la más bella, la Perla
del Mediterráneo por muchas razones. Aunque, sin ninguna
duda, la razón principal es que nací en ella y por ello, he
visto como ha crecido, como se ha transformado potenciando
sus recursos naturales y sus atractivos.
Mis recuerdos me retrotraen y me sitúan en el Patio Morales,
Calle Velarde, Pasaje Fernández, la Glorieta del Colón,
Fuente caballos y la playa de las tres piedras donde, un
nutrido grupo de jóvenes nos divertíamos jugando al fútbol,
al escondite, nadando o recorriendo parte de nuestro litoral
con los medios existentes. Las tizas marcaban los campos de
juego y la carretera, delimitaba su extensión y por
supuesto, el barreño de agua calentada al sol se convertía
en ducha al aire libre.
Los centros escolares lideraban el deporte de la juventud en
unas instalaciones limitadas y escasas. Campos de fútbol de
tierra, piedra o quick que arañaban nuestras curtidas
piernas llenándolas de mercromina y tiritas. Donde la lluvia
ponía fin a los encuentros al carecer de instalaciones
cubiertas y donde una red entre dos paredes delimitaban una
pista de tenis urbana.
Hoy, cuando han pasado muchos años y mi acercamiento a las
actividades juveniles vuelven a aflorar al acompañar a mi
hijo en sus múltiples actividades extraescolares compruebo
como ha cambiado todo. Nuestra Ciudad dispone de todo tipo
de modernas y accesibles instalaciones deportivas totalmente
equipadas. Campos de fútbol de césped artificial y pistas
polideportivas de superficie sintética que permiten la
practica deportiva con total seguridad donde nuestros niños
reciben enseñanza deportiva de cualificados formadores.
Nuestras playas y nuestros espacios abiertos a la recreación
han aumentado y mejorado ostensiblemente sus
infraestructuras permitiendo un mayor disfrute de nuestro
tiempo libre junto a una completa programación que cubre
todas las necesidades.
Hoy, nuestra Ciudad se enorgullece de su rico patrimonio
histórico cultural con la rehabilitación de espacios tan
singulares como los Baños Árabes, Basílica Tardoromana,
Murallas Reales, Baluarte de los Mallorquines o la Puerta de
África junto a la peatonalización de nuestras calles que nos
permite disfrutar más de Ceuta.
En definitiva, los ceutíes vivimos en una gran Ciudad donde
disfrutar de los placeres de la vida en compañía de amigos,
familiares o solos es realmente asequible. Los tiempos
cambian y Ceuta se transforma pero sus gentes, su clima y su
gastronomía permanecen inalterablemente maravillosos.
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