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OPINIÓN - LUNES, 20 DE AGOSTO DE 2007

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El necesario equilibrio de un campo de golf

El proyecto para la puesta en marcha de un campo de golf en la ciudad autónoma de Ceuta pone de manifiesto la decidida apuesta del Gobierno de Juan Vivas por encontrar nuevos atractivos en el escaso territorio local para atraer turistas. Si recientemente se ha relanzado el aprovechamiento de los fondos marinos locales, que protagonizarán un vídeo específico de promoción de la ciudad, la entrada en funcionamiento de dicho campo, todavía sin fecha concreta, debe ser abordada por sus promotores y por las instituciones desde una triple perspectiva social, económica y ambiental.

Es más que previsible que se alzarán voces desde el punto de vista de entidades dedicadas o especialmente preocupadas por la protección del Medio Ambiente que alertarán sobre los riesgos de una infraestructura de estas características, por lo que la Administración debe tener como objetivo específico establecer un diálogo sosegado y apolítico acerca de las ventajas e inconvenientes de la implantación de esta infraestructura en Ceuta.

Hay varios factores que deben ser tenidos en cuenta por todos los agentes que participen en ese debate: las perspectivas de bonanza económica que atrae el golf parecen indiscutibles: en España hay 270.000 federados con un crecimiento medio anual en los últimos 20 años del 10% y el golf ha dejado de ser simplemente un deporte para convertirse en una importante industria que genera anualmente más de 2.000 millones de euros en España. Lo que hasta hace poco era considerado un deporte elitista se está convirtiendo en una actividad masiva y el golf ya es el tercer deporte en número de licencias del Estado, inductor además de negocio para otras industrias como son el turismo, la hostelería o la inmobiliaria.

Por otro lado, un campo de golf medio consume unos 0.3 hectómetros cúbicos de agua anuales, es decir 150 millones de litros de agua al año para un campo medio de 9 hoyos. Además, este tipo de campos suelen requerir la destrucción de suelo vivo vegetal y su sustitución por acolchado para césped, contaminación por abonos químicos, herbicidas y plaguicidas, desplazamiento y/o exterminio de especies de fauna y flora... De que la Ciudad encuentre un punto de equilibrio entre el factor económico y el medioambiental dependerá su éxito o fracaso.
 

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