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OPINIÓN - DOMINGO 19 DE AGOSTO DE 2007

 
OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Las prisas del Ejecutivo

Por Quim Serriá


El día comienza con un poco de calor, bueno si a las siete de la mañana podemos decir que es el día que comienza y por lo que veo muchos ceutíes no lo consideran así por cuanto no andan por las calles. Todo lo contrario que Barcelona donde desde las 6 de la mañana ya están bastante llenos los vagones del Metro.

Mi cotidiano paseo mañanero me resulta un poco-demasiado caluroso y eso que las temperaturas no alcanzan en la ciudad lo que alcanzan en otras latitudes peninsulares. Es una bendición tener el mar en dos frentes abiertos. Paseo que doy, chapuzón que reviento y regreso al hotel. No está mal. En Cataluña es imposible hacer esto. He de coger el coche y tirarme la tira de kilómetros si quiero hacer lo que hago aquí.

No ha colado aún el mediodía y en la plaza de la Constitución me encuentro con un primo-hermano que es taxista –ignoro si sigue siendo el presidente del Gremio- y eso me trae al momento las batallas, supuestas batallas, que quiere emprender el Gobierno local contra los taxistas piratas que quitan el sustento a los profesionales de las cuatro ruedas públicas. Por otro lado no creo conveniente que inicien la batalla de los badenes situados de manera indiscriminada por todas las calles de la ciudad. Esos badenes son extremadamente dañinos para las suspensiones de los vehículos, máxime que son vehículos que continuamente están rodando por nuestras calles. No lo digo por el mío, está bien guardado allá en la tierra de los imaginarios separatistas.

Y hablando de imaginarios separatistas, un artículo de opinión publicado en un periódico local, que no es el decano, deja un alcanforado regusto a anclaje en el siglo pasado de ciertas actitudes inmovilistas que meten leña donde no arderán de ninguna manera. La distancia tiene su peso y las reacciones ante noticias como la que comento es la de tomarlo a chacota con una sonrisa socarrona. ¡Qué más da! Todo el mundo puede opinar libremente, sin insultos faltaba más.

La visita del ministro Caldera vino justo en un momento “suave” donde el ejecutivo ceutí proclama su lealtad institucional y sus buenas formas. Sobre lo primero tengo mis serias dudas después de la tremenda campaña de ataque, acoso y derribo al presidente del Gobierno protagonizada por buena parte de los componentes de la plantilla de diputados asambleístas en la anterior legislatura… los mismos collares con distintos perros en la actual composición y ello no vale para arrogarse un detalle de cara a un ministro bastante vilipendiado. Sobre lo segundo, lo de las buenas formas, no lo pongo en duda dada la activa participación deportiva de los componentes del ejecutivo ceutí.

Las prisas del Gobierno local por cerrar cuanto antes los acuerdos que se firmaron en su día ante el temor de las próximas elecciones, con el pretexto de que la legislatura se acaba muy pronto, cuando aún quedan ocho largos meses en los que el Gobierno puede hacer aún muchas cosas, si Rajoy no interfiere con sus pullas sobre ETA, a la que demasiada publicidad le está dando. Me hace un poco de gracia esa insistencia de los políticos peperos sobre la inminente finalización de la actual legislatura y las numerosas contradicciones en que incurren con sus declaraciones.

Vamos a ver, si un miembro del Gabinete ceutí manifiesta que el dinero no es inmediatamente necesario –aunque sea por otra actividad- dado que la Ciudad tiene su “presupuesto” y además funciona bien…, si tan bien funciona pueden esperar a que termine la legislatura y entonces, supuesta e imaginariamente, con el PP en el Gobierno tienen las llaves de los grifos de las subvenciones en sus manos. Sencillo ¿no? Pero como siempre andan plorando y continúan evaluando ese viejo refrán de “… quién no llora no mama” me quedo con esas palabras, tan cansado como estoy de oírlas en las peticiones de mi hijo pequeño cuando se empeña en querer una cosa. La diferencia está en que mi hijo no se guía por más reglas que el sempiterno egoísmo infantil y su natural tendencia de exigir todo, mientras que el ejecutivo ceutí ya tiene una edad, en su conjunto, que no está para portarse como párvulos en sus ansías de llenar las arcas municipales con o sin acuerdos.

En fin, si los caballas nos conformamos con lo que tenemos y no podemos quejarnos realmente de nuestras verdaderas necesidades, ¿cómo no queremos que nuestro ejecutivo se soliviante con el Gobierno de la nación? Yo me conformo con poco. Que es mucho.

Hay que profundizar bastante en los matices que solemos aplicar cuando nos referimos a las relaciones bilaterales de España con Marruecos, teniendo en medio las ciudades de Ceuta y Melilla, y las posibles causas de la actitud de Rodríguez Zapatero para con las mismas. Pero esto es harina de otro costal y, como así lo es, lo dejo para un próximo y no lejano artículo en cuanto haya recabado ciertos datos que necesito para completar el análisis.
 

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