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OPINIÓN - SÁBADO, 18 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

El ¡Pluf! De la burbuja
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

Todos sabíamos que, la burbuja inmobiliaria, esa euforia especulativa que convirtió a miles de españoles en tiburones inmobiliarios y encareció terrible y artificiosamente los precios de la vivienda, sabíamos que iba a reventar. ¡Pluf!. No sé en Ceuta, donde, sus autoridades, son honestas y talentosas, pero aquí está siendo un desastre. Desaparecerán docenas de pequeñas inmobiliarias y promotoras nacidas de la avidez del dinero fácil. Más gente al paro. Sobre todo los comerciales, muchos de ellos argentinos que, con corbatas unicolor, verdes, amarillas, rojas y carpetillas en el sobaco, trataban de convencer al ciudadano de que, un agujero inmundo de cincuenta metros, sin tabiques dando a un callejón era el “magnífico loft para ejecutivo single”. Total trescientos mil euros, cuando, evaluados con ecuanimidad los metros con las calidades, malamente podría tasarse en la mitad.

Pura ficción. Hay más oferta que demanda y ya se ve que no es “el pelotazo” comprar un piso de doscientos mil euros sobre plano y, a la entrega de la llave, ponerlo a la venta por cuatrocientos mil. Un desastre. De tal magnitud que, en esta capital malagueña, han tenido que intervenir las autoridades para tratar de frenar la salvaje construcción de “apartamentos de un dormitorio en pleno Centro Histórico”. Las promotoras, erradas, parecen imaginar que, las ciudades, son inmensas cunas de ejecutivos agresivos, solteros, que se apañan con la cocina americana y , sencillamente, se niegan a construir hogares para familias con hijos. No existe mercado para tal saturación de nidos de solteros y el crack va a ser absoluto. Por supuesto que, los promotores no tienen más que joderse por su avaricia y fantasías absurdas. ¿Intervencionismo estatal? Se necesita. Porque la debacle de la construcción va a arrojar al desempleo a miles de trabajadores, muchos de ellos inmigrantes, los inmigrantes viven en zonas modestas y barriadas de personas humildes y el falta de trabajo y de ingresos puede perturbar la convivencia y dar lugar a conflictos “a la francesa”. Máxime cuando han aterrizado en España miles de profesionales de la mendicidad rumanos. Miles. ¿A ustedes no les han llegado los músicos que generan contaminación acústica haciendo sonar horrorosamente los acordeones? ¿Ni los zagalones que venden salud tendiendo la mano para pedir? ¿Ni las rumanas con los faldones largos mostrando fotos y mendigando? Gente sana y en plena edad laboral. Pero que tienen como profesión el mendigar y tan solo a fuerza de bandos municipales prohibiendo tan ingrata labor, se logra que deserten a otra ciudad a seguir mendigando, con la excusa de que no pueden ser expulsados por tratarse de ciudadanos de la UE. Craso error. Hay que modificar las leyes para que cualquier extranjero de la nacionalidad europea que sea pueda ser, no expulsado, sino repatriado, si se dedica a actividades ilícitas.

La construcción languidece, los inmigrantes legales irán al paro, la venta se ralentiza y, el nuevo negocio especulativo son los pisos-patera. Alquilar a precios abusivos las viviendas a inmigrantes, mil euros por cuatro dormitorios de ínfima calidad y el que alquila “con papeles” realquila por colchones a otros veinte y hace pingües negocios. Con un pequeño inconveniente: llega un momento en el que, la familia española normal, no puede alquilar ni acceder a la vivienda porque, la especulación brutal de los pisos-patera, ha encarecido artificiosamente las rentas. Y los promotores no quieren construir VPO porque ganan poco por los abusivos impuestos.¡Pluf!. Pero, me consta que, los míos, los peperos, prohibirán los pisos-patera, construirán VPO de hasta ciento treinta y cinco metros, crearán una Banca Nacional Hipotecaria para las economías débiles y medias y beneficiarán fiscalmente a los constructores que pasen por el aro de frenar la especulación voraz. ¿Viviendas sociales? Por supuesto. Pero tan solo para la España que madruga y se parte los huevos trabajando, haciendo chapuzas, alargándose de jornaleros y buscando el pan, que no la subvención. Si no es así ¡Pluf!
 

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