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OPINIÓN - VIERNES, 17 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / AL SUR DEL SUR

Principios y convicciones
¿evolucionan o se distorsionan?

 


Juan Carlos Trujillo Muñoz
juancarlostrujillo@elpueblodeceuta.com

 

Los seres humanos y su capacidad de realizar operaciones conceptuales y simbólicas muy complejas, entre las que se encuentran el razonamiento abstracto y las capacidades de introspección y especulación, adquieren con el paso de los años ciertas convicciones muy marcadas que, en algunas ocasiones, deben rectificar en el desempeño de sus funciones laborales por diferentes motivos.

Principios arraigados y muy marcados en la personalidad de las personas que los guiarán a lo largo de su vida y que determinaran sus decisiones vitales tanto en el ámbito familiar como laboral, evidenciando una determinada personalidad enraizada por el paso de los años y que determinan sus actuaciones.

En ocasiones, estos principios evolucionan o se distorsionan impulsados por elementos externos aunque, muy poderosos. Si hablamos de evolución nos encontramos ante un obstáculo salvable pero, si hablamos de distorsión, podríamos llegar a encontrarnos ante un dilema crucial que podría marcar un principio del final de nuestra personalidad.

Los seres humanos tenemos la obligación de detectar en principio, estas distorsiones valorando y analizando las causas de las mismas para, posteriormente, reflexionar y decidir respecto a los motivos causales de las mismas decidiendo, detenidamente, que hacer a partir de ese momento.

Una confrontación de convicciones internas podría llegar a generar una crisis de identidad que nos llevaría a un estado de depresión aguda originando estados de abatimiento e infelicidad. El individuo se percibirá derribado, socavado en su potencialidad, debilitada su base de sustentación afectiva, desplazado su eje de acción usual y desganado.

No obstante, también es posible que esos principios que aparentemente se encuentran arraigados y parecen conformar nuestra personalidad en realidad, no lo son. Simplemente son habilidades artificialmente adquiridas y que muestran una falsa imagen. En este caso, nos encontraríamos ante un personaje ilusorio que adultera la realidad.

En definitiva, simples reflexiones extraídas tras observar y analizar el comportamiento humano que podrían provocar la meditación de quienes se sientan reflejados en estas consideraciones y en particular, de quienes han sido elegidos por el pueblo por poseer unos determinados principios. Quizás, una detenida recapacitación al respecto podría suponer superar esta supuesta patología aunque, seguramente estoy totalmente equivocado.
 

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