Los últimos coletazos generados sobre Educación para la
Ciudadanía por su implantación tardía en Ceuta y Melilla,
los únicos territorios gestionados por el MEC, han servido
de caldo de cultivo para que el presidente del Gobierno,
José Luís Rodríguez Zapatero advirtiera a los representantes
del Partido Popular de que “seremos firmes” y que la
religión católica “no puede ser obligatoria”.
Además, Zapatero rompió una lanza pública en torno a la tan
denostada asignatura y confesó que “hay motivos para tener
confianza, seguridad y optimismo en el futuro”.
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