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OPINIÓN - JUEVES, 16 DE AGOSTO DE 2007

 
OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

Malos tratos soportó

Por Javier Cherllarám


Una hoja apareció en el rincón de una balaus-trada, entre regueros de sangre, sin saber su ADN y el rastro de una patrulla. Esa hoja decía lo si-guiente: que me prometiste feli-cidad mientras viva, que me co-miste a besos por la calle, que me dijiste tu eres para mí solo, que calvario, me abriste con las puertas de par en par, que des-pués de una copa de vino viene un cubata de camino, las co-gorzas y colocones desborda-ron tus emociones. Para tener-te en tus brazos, con el aliento del mal de tu bebida, tú que me juraste amor y cariño con los niños, que te hundías en el sofá con el mando de la tele y los humos de los cigarrillos, que pena el no haberte conocido así cuando eras chiquillo. Tu que no te perdías ni un partido, que pena de mí el no haberlo sabi-do, que empezaste dándome un guantazo y pagaste tu hombría, dándome un cabezazo, yo que me moría hecha una negra en la cocina para que me dejaras el plato en una esquina, y entre humos de tabaco y mala bebía, te fui descubriendo el olor a la fulana en un rincón de tu vida, así que le fueron pasando los días, los meses y los años y la locura y delirio de su marido cada vez le fueron haciendo más daño.

Hasta que no aguantó más, al ver el remate de los tomates, el demonio se apoderó de su marido, un hombre que era el mismo diablo, que ya era cuer-po extenuado por el alcohol, los vicios y males endémicos que quiso abusar de sus hijos y Ma-ría, que no sé ni su nombre, co-gió la pistola y lo mató porque malos tratos soportó, por sus manos agrietadas de tanto la-var y fregar platos, manos des-trozadas por la lejía y los tides, esa espalda molida por estar agachada fregando baños, ha-ciendo comidas para el gusto del señor cuando llegase a la hora que quisiera entre hom-brías de barra de bar y echar muchos cojones, que tenía que poner ardor y buena cara a la hora de la cama.

Y que no le dijera que eso era que tenía un querido, que estaba liada con otro que era una puta, y malos tratos sopor-tó ella y sus hijos, y si las de-nuncias se juntaban como qui-nielas y loterías, ella se enco-mendó a Dios y dijo hasta aquí hemos litigado y ahora mantenme a mi pues ya estaba muerta enterrada en vida.
 

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