“De cuando los dinosaurios
quisieron colonizar de nuevo la Tierra”, es posible que
fuera un buen título para aplicar al “resucitado” señor
Felipe González. Este voluble político que, a pesar de los
años transcurridos desde que, el mismo, provocó su caída a
causa del caso Gal y de la subsiguiente corrupción que se
detectó, al descubrirse los manejos de los señores Roldán,
Barrionuevo etc.; sigue, no obstante, empecinado en darse a
notar. Se sabe que nuestro ex presidente tiene negocios, no
sabemos de que tipo, con su amigo mejicano y consuegro, el
multimillonario señor Carlos Slim ( hombre más rico del
mundo, según se dice). Se rumoreaba que estaba empeñado en
que el difunto señor Polanco vendiera Sogecable a Slim y que
mantuviera a Cebrián como factotum en el grupo Prisa. Parece
que, de momento al menos, no le salió bien la operación y
podemos suponer que, por esta causa, su carácter se está
agriando. No nos debería extrañar, porque se trata de una de
estas personas a las que el poder “le mola”, como dirían hoy
en día. Fue defenestrado de la política cuando se creía que
su estrella sería eterna y, desde entonces, se ha mantenido
en un constante estado de furia contenida, que se demuestra
cada vez que se le presenta la ocasión de lanzar sus ataques
furibundos contra el PP. Lo curioso es que parece que le
robaron su puesto en el gobierno, cuando fueron él y sus
ministros corruptos, los causantes de que los ciudadanos,
espantados ante tanta corrupción, decidieran darles la
oportunidad a los populares.
Lo curioso del caso es que Felipe González no fue
precisamente uno de los defensores de Zapatero, cuando éste
accedió a la jefatura del Gobierno. Tampoco podemos decir de
él que fuera un entusiasta de la política con los
terroristas de ZP y, todavía menos, de las negociaciones con
ellos cuando, el actual Presidente, se lanzó, a tumba
abierta, para intentar llevar a cabo el famoso y desquiciado
“proceso de paz”. Vayan ustedes a saber por qué se han
vuelto las tornas y, el otro día, en una entrevista que le
hicieron en el diario gubernamental, El País, se dedicó a
desacreditar, sin contemplaciones, la política del PP y, en
especial, al señor Aznar. Hay que decir que tiene una
verdadera fijación por el antiguo presidente del PP, que fue
quien le descabalgó de su puesto y, no sólo por el tema de
la corrupción, sino que también lo barrió literalmente en
las dos o tres ocasiones en las que se enfrentaron cara a
cara en las pantallas de TV. Lo que le ocurre al antiguo
líder socialista, al de Suresmes, es que ya es difícil
reconocerlo como tal, porque, díganme ustedes ¿qué clase de
socialista se pone a hacer negocios con un multimillonario y
se brinda a hacerle de corre ve y dile, como un simple
lacayo cualquiera?Si no fuera porque ya no nos espanta nada,
debería llamarnos la atención como estos descamisados,
objetores de las corbatas y defensores del reparto
equitativo de la riqueza; son los primeros que, cuando la
catan, se vuelven unos viciosos de ella. Ya tuvimos otros
casos, por ejemplo el señor Solchaga que se está forrando o
el mismo señor Boyer, antes depredador del señor Ruiz
Mateos, expoliador de Rumasa y causante de que la compañía
se desfondara cuando, más tarde, se ha comprobado que todo
aquel boom no era más que una tormenta en un vaso de agua.
Su matrimonio con la sofisticada Isabel Presley le hizo
saborear de cerca las mieles de la jet y, desde entonces,
las camisas viejas han ido a para a la basura para ser
sustituidas por las de Armani y los zapatos de Prada.
Es evidente que todos estos que quieren reformar el mundo,
que se desgañitan clamando por los derechos de los
desheredados y que reclaman la igualdad de todos los
hombres, son los que con más facilidad se instalan en el
machito y de allí no hay quien los descabalgue. Recuerdo
que, hace tiempo, se decía que no había peor señora que una
doméstica convertida en nueva rica. De un González
abogaducho laboralista a un Gonzáles que se trata de tú a tú
con los ricachones sólo hay lo que entre un socialista y un
capitalista, ni más ni menos. ¡Buena carrera! Pero, ¿qué
quieren que les diga?, cuando un gobierno como el de
Zapatero nos ha hecho tragar tantos sapos; cuando hemos
visto como se han desacreditado las instituciones; cuando
observamos vemos en lo que se ha convertido la lucha
antiterrorista; cuando los ministros, la De la Vega y el
propio ZP se han cansado de mentirnos para intentar llevar a
la ciudadanía al limbo de la idiotez y cuando vemos como se
planea, por aquellos que debieran velar por la unidad de la
Nación y la solidaridad entre autonomías, la forma mejor de
entregarlas a los nacionalistas –sólo para que, en las
elecciones, los apoyen para seguir su labor destructiva –;
el que ahora nos salga de la prehistoria don Felipe González
a hacerse de gran valedor del socialismo, a convertirse en
el protector del señor Zapatero – que, dicho de paso, le
teme más que a la bicha – resulta, cuanto menos, algo
sorprendente ¿No les parece?
Un Felipe González que –en su época fue adalid de la lucha
antiterrorista, hasta el punto de que llegó permitir que se
actuara fuera de la ley para intentar deshacerse de ellos
con métodos ilegales – se nos quiera presentar ahora como el
patrocinador de las barbaridades que ha cometido su sucesor,
tanto con el Estatut catalán, como con Euskadi, los apaños
con los terroristas y la solapada trama para entregar
Navarra a los vascos; no puede considerarse más que como un
esfuerzo del expresidente para congraciarse con las nuevas
generaciones, quién sabe con qué objetivos e intenciones.
Uno, ya lo suponemos, su rencor inagotable contra la derecha
que lo desbancó, pero, ¿y el otro?, ¿no será que ve a ZP, en
la cuerda floja, se ha apercibido de que cada día tiene
menos apoyos dentro del partido y que en Navarra y Madrid el
descontento contra su política es patente? Quizá, apoyado
por su consuegro, el señor Slim, piensa que puede ser una
buena ocasión para volver a intentar regresar al poder,
apoyado por los descontentos del actual líder socialista. No
pierdan de vista que en muchas ocasiones las alabanzas y los
piropos son una manera sutil de “hacerle la cama” al
destinatario de ellos. El tiempo se encargará de aclararnos
las secretas intenciones de este peso pesado, verdadero
Tiranosauro Rex, de la política. No se olviden ustedes del
dicho “torres más altas cayeron”. Pues eso.
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