El ‘Anuario Económico de España 2006’ elaborado y publicado
por la ‘Fundación la Caixa’ desvela, entre los muchos datos
que aporta, que en España hay un restaurante, cafetería o
bar por cada 134 habitantes. Evidentemente este dato fluctúa
dependiendo de la afición existente entre las muchas
regiones españolas a uno de los deportes favoritos entre los
españoles: el ‘levantamiento de vidrio’. Puede parecer
sorprendente pero el mayor número de bares por habitantes se
encuentran en la comunidad extremeña. Localidades como
Montesánchez de Cáceres cuentan con un bar para cada 41
habitantes.
Y al lado totalmente opuesto de esta estadística se
encuentra la ciudad autónoma de Ceuta. Los ceutíes son los
españoles que más apretados están en dichos establecimientos
ya que solo cuentan con un bar, cafetería o restaurante por
cada 252 habitantes, dato muy alejado de la media española y
de las sorprendentes cifras de las localidades extremeñas.
En la lista le sigue, muy de lejos, la otra ciudad autónoma,
donde se sitúa en 173 habitantes por bar. El informe indica
que esta variación podría deberse a ser más visitada por ser
Patrimonio de la Humanidad.
Posiblemente la razón a este fenómeno la encontremos en la
religión. El no consumo de alcohol entre la población
musulmana de Ceuta favorece el crecimiento de los cafetines
en detrimento de bares y restaurantes. Zonas donde la
población musulmana crece por encima de la cristiana ve como
sus comercios decaen ya que los hábitos y preferencias de
los vecinos se decantan más por el típico té moruno, la
raifa o el bocadillo. Evidentemente esta peculiar situación
solo se produce en Ceuta y Melilla en las que la comunidad
musulmana tiene un importante peso económico y puede llegar
a variar las costumbres e incluso modificar la conducta de
los negocios. Hay que tener en cuenta que en cualquier otra
ciudad española un bar o cafetería sirve indistintamente un
café o una cerveza. Esto no se produce en los locales de
Ceuta donde la clientela está muy marcada por los productos
que ofrecen los negocios y los dueños se disputan la
clientela dependiendo de la franja del día.
Opiniones
El dueño de la cafetería ‘La Alambra’, Nordin Bouchalet,
situada en la populosa Gran Vía opina que a pesar de dicha
estadística el sector marcha bien, eso si, matiza que las
ventas en su establecimiento son mucho mayores en invierno.
“Creo que en verano la situación baja ya que la ciudad se
queda prácticamente vacía”. El empresario ve la solución a
esta caída de las ventas durante la época estival a acciones
encaminadas a retener a la ciudadanía de Ceuta con una mayor
oferta para que de esta forma las ventas no caigan. El
fomento del turismo podría ser otras de las fuentes para que
este tipo de establecimientos vieran engrosados sus
beneficios a lo largo de todo el año.
Además Nordin Bouchalet observa que últimamente el número de
bares en la ciudad ha ido en detrimento del de cafeterías.
“Pienso que cada vez hay más establecimientos como el que yo
regento y donde ofrecemos a los clientes un producto muy
demandado en nuestra ciudad: la típica gastronomía
marroquí”.
Por su parte el dueño de ‘El Mentidero’, Jesús Vázquez,
situado en la calle Jaudenes opina que en líneas generales
el sector “marcha muy bien” en la ciudad autónoma. Vázquez
señala que hay que tener en cuenta que algunos empresarios
no pagan la seguridad social a sus empresarios y eso los
hace competir en desigualdad.
Respecto a la competencia la encuentra dividida dependiendo
de las franjas horarias. “En el desayuno la competencia es
directa con todos los establecimientos, sin embargo en el
‘tapeo’ la cosa cambia y la competencia disminuye a la
mitad, básicamente a los que ofrecemos la caña y la tapa”,
afirma el empresario que ve en el verano un éxito de ventas.
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