Si usted, mañana, tiene interés, para quedar bien con sus
invitados, de hacer una barbacoa, por ejemplo, en Castilla-
León, se va a encontrar con que antes de prender la leña que
va a utilizar, le va a abordar una pareja de la guardia
civil de seprona que le obligará a apagar todo, además de
que le denunciarán.
Y me parece muy bien, por cuanto, ya hemos escrito sobre
esto, los incendios están ocasionando multitud de problemas
y están convirtiendo en auténticos desiertos, zonas que
hasta ahora eran de arbolado.
Sin embargo, y desde hace tres o cuatro días, nos estamos
encontrando con que, con todos los permisos y bendiciones de
la Junta de Castilla y León, en plan urgente, se ha iniciado
una quema sucesiva de rastrojos, es cierto que con todo tipo
de controles, para frenar, no digo terminar, la expansión de
esa plaga de los “llamados topillos” que ha invadido una
buena parte de las provincias de Valladolid, Ávila,
Salamanca y..., ya veremos cuanto más.
La idea es que, durante dos meses, se van a limpiar las
cunetas y se aplicará veneno en 300 municipios limítrofes de
la plaga para acotarla.
Mientras tanto, ¿Qué dicen los verdes? Esos ahora se callan,
porque bien saben que ellos, o sus actuaciones no están
exentos de culpa en esta plaga, que ha llegado de una manera
artificial a buena parte de las comarcas de La Moraña, Campo
de Peñaranda, Tierra de Campos..., así como a zonas
limítrofes, donde se procuró comida para las águilas y ahora
ha terminado en esto que puede ser una catástrofe.
Porque en los pueblos cercanos a Madrigal de las Altas
Torres, pueblos muy pequeños, que viven únicamente de sus
muy buenas cosechas de cereales, la plaga de estos bichejos
es tal que ya los gatos juegan con los topillos, como si de
parientes cercanos se tratara.
Aniquilar todo eso va a costar Dios y ayuda, además de tener
que vivir ahora con la incomodidad de que te lleguen hasta
la propia casa unos huéspedes la mar de desagradables.
En Valladolid se comienza por frenar la expansión de los
topillos, de los rastrojos, a otros cultivos de regadío y
viñedos. El principal objetivo que trata de lograr la
Consejería de Agricultura es este, con lo cual ha presentado
un plan, que debe ser de urgencia. Se trata de un plan de
acción directa, para no permitir que pasen de la zona en la
que se han instalado, y por tanto actuará en las zonas
limítrofes de la plaga.
Hay que acotar la zona y con ello se habrá evitado su
expansión hacia otras áreas. La iniciativa ahí está, es una
iniciativa buena pero ... ¿Hasta donde se puede llegar?.
También aquí se hace demasiada publicidad en vez de haber
actuado con total efectividad, desde que el programa se
presentó a los delegados territoriales de la Junta de
Castilla y León, así como a los presidentes de las
diputaciones.
La idea es que, según la consejera de Agricultura, se
intervenga cada semana en 15 municipios, de lunes a viernes.
La programación puede ser muy bonita sobre el papel, pero la
plaga de estos topillos está ahí y no puede esperar a que la
corte publicitaria, que se está organizando, vaya de pueblo
en pueblo, como si fueran los titiriteros en vísperas de las
fiestas.
Se ha dicho, cosa que no está mal, que los municipios serán
seleccionados por los servicios territoriales, en función
del grado de afección, con la prioridad para aquellos que
tengan mayor extensión de regadío y viñedos.
Hecha esta selección, para lo que ya se han perdido unos
días preciosos, “ se llevará a cabo limpieza de cunetas, así
como aplicación de productos fitosanitarios”.
Cada semana el Jefe del Servicio de Agricultura remitirá a
la Consejería documentación con los kilómetros tratados y
con todas las incidencias que haya habido. Eso sí, los
agricultores van a conocer perfectamente como se tiene que
llevar a cabo la utilización del producto utilizado y la
limpieza con maquinaria. Aquí lo de siempre, ha tenido que
ocurrir la “desgracia” para indicar como se evita o lo que
es lo mismo, la política de prevención no existe.
Las quemas controladas ya han comenzado por Horcajo de las
Torres, en Ávila, Monzón de Campos, en Palencia, Montuenga,
en Segovia y Marzales, en Valladolid.
Este fue el punto de arranque, todos estos términos de gran
producción cerealista, con un control muy riguroso, pero, al
mismo tiempo, con la desconfianza de los agricultores ( que
de tontos no tienen nada) que piensan que la medida ha
llegado bastante tarde.
Estas quemas intentarán terminar con la comida de los
roedores que en sus desplazamientos hacia las cunetas van a
encontrar en ellas el veneno que los extermine.
Repito que, todo aparece muy bonito, en esas zonas de quemas
de rastrojos aparecerá más de un político para figurar y
decir:” Hemos cumplido con nuestra labor”, pero el final
falta, aún, por ver cual será y las consecuencias que ese
veneno va a reportar en un futuro, no lejano, a los
animales, no a los topillos, que ronden esas cunetas.
Tengo que repetir que “los verdes” no asoman “la geta” en
ninguna de estas zonas. Ahí nada tienen que decir, ni
siquiera en el exterminio de esos roedores, propagados
artificialmente desde hace unos años y que se han convertido
en plaga.
Hay otro problema más aquí, y es que de las zonas de
cereales, como tal, se ha pasado fácilmente a zonas de
viñedos, y en la localidad de Rueda, en Valladolid, ya se
van a reclamar ayudas, por los daños en sus viñedos.
El Consejo Regulador de Rueda va a reclamar a la Consejería
de Agricultura la publicación de una orden de ayudas para
sufragar los daños ocasionados por los topillos en los
viñedos. En un comunicado, el máximo órgano de la
Denominación de Origen señala que la expansión de la plaga
continúa por la zona de viñedos entre Medina del Campo y
Valladolid.
La Junta tiene trabajo, esperemos que sepa resolverlo.
|