Durante los primeros días de esta semana el semanario
marroquí ‘Nishán’ (el único periódico del país vecino
escrito en dariya) fue secuestrado de los kioscos por el
editorial titulado ‘Nuestro señor, ¿qué dices?’, artículo
que costó al director de la publicación, Ahmed Benshemsi, un
interrogatorio durante 20 horas bajo la acusación de
“faltarle el debido respeto al rey”.
“Al contenido crítico que se puede leer en el texto”,
explica Pedro Rojo, veterano corresponsal español en
Marruecos y responsable del servicio de traducción Al Fanar,
“hay que añadir el tono coloquial con el que Benshemsi se
dirige al rey Mohamed VI”. “A pesar de que en la traducción
hemos intentado reflejar este tono, el impacto no es
comparable en su lectura española a la árabe, pues toda la
prensa marroquí en árabe está escrita en fusha (árabe
estándar o clásico) mucho más formal que el dariya
(dialectal marroquí) con el que se escribe ‘Nishán’”,
concluye Rojo, gracias a cuyo Boletín de Prensa Árabe [www.boletin.org]
transcribimos el texto íntegro del polémico editorial:
“‘Me hallarás permanentemente, querido pueblo, al frente de
los que combaten los discursos que ponen en cuestión el
interés de celebrar las elecciones y la utilidad de los
partidos políticos’, así habló el rey Mohamed VI el 30 de
julio en su discurso de la Fiesta del Trono. Su majestad
también dijo: ‘La esencia del voto no consiste en competir
por las opciones estratégicas de la nación, que han recabado
el consenso nacional y son los pilares de desarrollo en el
seno de la modernidad. [...] Esto nos ha sido confiado con
el fin de seguir adelante, cualesquiera que sean las
circunstancias, en el seno de nuestra concepción de la
monarquía más ciudadana’. Si no lo habéis entendido releedlo
con calma, pues está claro: nuestro señor os ha dicho que de
‘las opciones estratégicas de la nación’ se encarga él
porque ‘le han sido confiadas cualesquiera que sean las
circunstancias’. Es su ‘visión’ personal de la monarquía. En
cuanto a la competición electoral entre los partidos, (ahora
voy a añadir algo de mi propia cosecha), sólo girará en
torno a los medios y formas de aplicación de tales ‘opciones
estratégicas’ a las que no se puede renunciar y sobre las
que no se puede discutir ya que son fruto de ‘un consenso
nacional’. El mensaje está meridianamente claro, sí señor.
Los partidos y las elecciones
No obstante, tiene toda la razón al decir que los partidos
no sirven para nada (sólo para aplicar las directrices de su
majestad). Por ello, las elecciones no sirven para nada ya
que no tienen como objetivo que prevalezcan unas opciones
sobre otras (recordemos que este es el objetivo de las
elecciones en los regímenes democráticos). ¿Se ha enterado
Mohamed VI de que este régimen político que está apoyando en
público es el responsable del uso de ‘conceptos nihilistas’
(como bien ha dicho) que ponen en cuestión la utilidad de
las elecciones? ¿Sabe que este régimen político que quiere
está bloqueando el desarrollo democrático de este país? A lo
mejor está enterado... él mismo nos fija «una cita» en este
discurso para «avanzar hacia delante con el objetivo de
coronar la progresiva reforma institucional a través de un
cambio sublime y global». ¡No me digas! ¿De qué ‘reforma
institucional’ se tratará? ¿Será aquella reforma
constitucional que vienen reivindicando los militantes
democráticos desde el día en que murió Hasán II y que habla
de la reducción de los poderes del rey a favor de los de las
instituciones electas?
En realidad, si nuestro señor habla de esta reforma,
bienvenida y mil veces bienvenida sea ¡es la que
necesitamos! Prueba de ello son las palabras del rey en su
discurso cuando dijo ‘quiero reafirmar que el régimen que
tenemos asumido es la monarquía activa, que no se limita a
conceptos o prerrogativas separadas: ejecutivas,
legislativas o judiciales. [...] Se trata pues de la genuina
monarquía marroquí’.
Atento: nuestro señor te dice que nuestro régimen está
basado en la separación de los poderes ejecutivo,
legislativo y judicial. Sin embargo, ‘la monarquía activa no
se reduce a conceptos o prerrogativas separadas’. Es decir,
los tres poderes separados. Pero cuando se reúnen en manos
del rey (que, por cierto, está ejerciendo los tres) ya no
hay separación ninguna entre ellos, todo lo contrario, se
entremezclan y bien. El rey se convierte en juez y parte al
mismo tiempo”.
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