Murió Don Nicolás, y yo jamás
pondré ese don con el sentimiento que se lo acabo de aplicar
a un hombre que puede ser el estandarte, para el futuro, del
deporte en todo el Estado Español.
Casaus ha sido un hombre del deporte, aunque él solía decir
“yo no entiendo de fútbol”, y es posible que fuera cierto,
pero entendía de humanidad, entendía de lo que es el sentido
común y era un fiel reflejo del verdadero “seny catalán” que
en otros se ha perdido.
Con la pérdida de Nicolás Casaus el mundo del fútbol está de
luto. El Barcelona, el primer equipo, está ahora a miles de
kilómetros, cumpliendo con sus compromisos básicos para
“acarrear” dinero. El primer equipo del Barcelona, pues, no
podrá despedir a un hombre que, jamás, hizo nada que
rompiera la imagen de los blaugranas.
Casaus tenía 94 años, había vivido mucho, no tanto por la
edad, como por la intensidad de los acontecimientos que le
rodaron, a lo largo de la vida, desde muy joven.
Nació en Mendoza, en la República Argentina, a mediados de
febrero de 1913, y fue directivo del Barcelona, desde que
ganó José Luis Núñez las elecciones, en 1978, hasta el 2003.
Casaus fue un directivo de imagen, no habiendo hecho, jamás,
nada que desprestigiara al Barcelona o al barcelonismo,
siguiendo siempre el lema:” respeta y te respetarán a ti”.
Así es como se comportaba y así es como hizo gala de una
total corrección buscando la unidad integradora.
En todo lo que intervenía del Barcelona era respetado y
admirado. Así formó la primera gran peña barcelonista de la
posguerra apoyándose en jugadores de los años 50 que
destacaban en el Barcelona, como Antonio Ramallets, Pepe
Samitier o Gustavo Biosca.
No admitió ni soportó de buen grado el franquismo, más bien
hay que decir que fue antifranquista y muy catalanista, lo
que le llevó a sufrir la dureza del régimen por ser un
luchador contra él.
Tuvo que soportar la “resaca” de la Guerra Civil y a punto
estuvo de ser ejecutado, cuando un consejo de guerra lo
condenó a muerte. La sentencia no llegó a cumplirse.
Se presentó a la presidencia del Barcelona en el año 1978,
cuando ganó José Luis Núñez, otro candidato era Ferrán
Ariño, que quedó segundo, Casaus fue tercero, pero José Luis
Núñez lo repescó para su directiva y fue vicepresidente
durante muchos años.
Era Casaus el que iba al frente de los azulgranas en los
desplazamientos. Yo lo conocí en el Hotel Jaime I de
Valencia, hotel en el que se alojaban el Barcelona, que se
tenía que enfrentar al Valencia y el Ceuta que jugaba frente
al Levante.
Me lo encontré en el hall del hotel, y como yo siempre
llevaba preparado el magnetófono, por lo que se pudiera
captar en cualquier momento, le dije que si me respondía a
un par de preguntas y la conversación duró mucho más de una
hora. Si me descuido un poco no llego yo a radiar el partido
del Ceuta, para la Cadena Rato, que es lo que me había
llevado a mí a Valencia.
Desde ese momento, y eso que a mí no me atraen mucho los
colores del Barcelona, la personalidad de Don Nicolás se me
quedó grabada, como en su momento se me había quedado
grabada para siempre la de Don Luis de Carlos, debido a otra
entrevista.
Malas lenguas, o lenguas acertadas, vaya usted a saber,
dicen que fue Nicolás Casaus el que no permitió que Clemente
entrenara al Barcelona, haciendo un movimiento de peñas para
que se manifestaran en contra del técnico de Baracaldo y
paisano del presidente Núñez.
La muerte de Casaus deja un hueco casi insalvable, en cuanto
a deportividad y saber compaginar el buen hacer y la amistad
con equipos rivales.
A lo largo de su prolongada vida vio pasar por su querido
Barça verdaderas figuras del fútbol mundial que dejaron
huella en el campo, mientras él la ha dejado en los
graderíos y en el palco.
Hoy, con toda seguridad, allá en las alturas Nicolás Casaus
comentará cosas de fútbol con sus admirados Kubala, Samitier,
Helenio Herrera, con nuestro recordado Bravo y con todos
aquellos que hicieron historia y dieron gloria al
barcelonismo. Desde donde esté, no cabe duda, seguirá
empujando a su Barcelona. DEP.
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