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OPINIÓN - VIERNES, 10 DE AGOSTO DE 2007

 

OPINIÓN / VERBA SEQUENTUR

De la Vega regalando dinero
español a Daniel Ortega

 


Miguel Massanet Bosh
miguelmassanet@elpueblodeceuta.com

 

Conociendo el paño no nos debería llamar la atención esta manía que tienen los miembros de nuestro Ejecutivo de aleccionar a los ciudadanos como si, todos nosotros, no fuéramos más que unos chiquillos de parvulario a los que hay que adoctrinar para que se comporten como deben. Estos gobiernos intervencionistas, con ramalazos totalitarios, se creen que están iluminados por el Espíritu Santo, perdóna –no recordaba que casi todos son ateos –, pues digamos poseídos por el espíritu de la sabiduría, que los hace superiores al resto de ciudadanos, sólo por el hecho de pertenencer a un partido político de izquierdas, haber trepado hasta llegr a su cúpula dirigente y haberle hecho la pelota al señor Rodriguez Zapatero para que les diera un chollo en el Ejecutivo. Pues bien, uno de estos personajes, que es carne y uña con el señor Presidente del gobierno, es la conocida vice de la Vogue, nuestra estimada señora De la Vega. Es una mujer de pocas carnes, más bien enjuta, que si la miras de costado es invisible y si lo haces de frente y de noche puedes tener una alferecía. Con todo, parece que su cerebro está bien amueblado, aunque le cuesta que las ideas que se forman en el mismo salgan al exterior con un mínimo de fluidez. A veces, la he calificado como la portavoz telegrama del Gobierno por su forma breve y sincopada de dar la información. Veamos, sin embargo, parece ser que a lo que se está dedicando este verano, mientras el resto del equipo está disfrutando de sus vacaciones – menos Zapatero y Blanco que han tenido que apechugar con lo de Barcelona, Canarias y el marrón del País Vasco – es a viajar por el contienente americano.

 Podríamos aceptar que la vicepresidente quisiera darse un garbeíto por Nicaragua en plan de turismo. Todo el mundo tiene derecho a un tiempo de descanso y esparcimiento. Hasta, si me apuran, le podríamos permitir que, en un rapto de narcisismo intelectual, quisiera adoptar la postura de generosa enseñante, para que las mujeres nicaraguenses aprendieran de las feministas españolas – tan apoyadas por el “feminista” ZP– cómo deben poner en vereda a los “machos de su país”. No sabemos si, también, les habrá enseñado como deshacerse de las dictaduras izquierdistas de Venezuela, Bolivia y Ecuador, todas ellas dirigidas por verdaderos machistas, a quienes les importa un  bledo que las mujeres sean sojuzgadas por los revolucionarios machistas que le poyan. Ello no obstante, lo que ya no debe mantenernos indiferentes es el hecho de que, la señora de la Vega, vaya repartiendo el dinero de los impuestos de todos los españoles por países latinoamericanos donde, a causa de los regímenes izquierdistas que padecen, los umbrales de pobreza estén situados por debajo de los capitalistas.

 Analicemos el caso. Si Daniel Ortega, sandinista, quiere gobernar bajo parámetros trasnochados; si desprecia las reglas económicas que generan bienestar y mejoran el nivel de vida de los ciudadanos y, por el contrario, prefiere atenerse a los sistemas de dirigismo totalitario, que tan mal resultado les ha dado a todos los paises de economía socialista ¡ allá él! Que aprenda de las sociedades emergentes, pongamos por ejemplo la China, que cada vez va arrinconando más las doctrinas de Mao Tse Tung y se acerca, a hurtadillas y sin algarazas, al sistema capitalista. Claro que la señora De la Vega no hace sino cumplir órdenes de nuestro Presidente, que está emperrado en favorecer la revolución del cono sur, para así condenar a la pobreza a todas las naciones que, como la Cuba de Castro, se van dejando llevar por un indigenismo absurdo, un populismo revolucionario y un intervencionismo económico del estado totalitario.

 El Acta de Cooperación que firmó De la Vega con el Gobierno sandinista supone una ayuda prioritaria de España, para “aliviar la pobreza”, de unos 58 millones de euros, para empezar. Lo que no sabemos es dónde irán a parar estos millones, si a los pobres o a engrosar las fortunas de los dirigentes sandinistas. Otro acuerdo subvenciona al Estado con 4 millones de euros ¿Al Estado, no les basta lo que mangan? Según parece, un 30% de su PIB procede de las ayudas de España. ¿Desde cuándo nosotros debemos subvencionar el funcionamiento de un gobierno que es incapaz de arbitrar medidas, para salir de la pobreza. por si mismo? Los que peinamos canas sabemos como España se las tuvo que arreglar, en medio de un embargo mundial, cuando terminó la Guerra Civil. ¡Y salimos adelante trabajando, con disciplina y con el esfuerzo común!  Han tenido que incrementar la burocracia con la creación de un mecanismo de evaluación y seguimiento que, hasta ahora, no existía (sería de ver lo qué ocurría con el dinero que se le entregaba al gobierno sandinista) y aquí ha intervenido la incomensurable Leire Pajín, aquella que subvenciona a sus amigos y priva de subvenciones a los de derechas.

 ¿Estamos en España tan ricos como para para permitirnos estos despilfarros con las dictaduras socialistas de Suramérica? ¿No tienen nuestros impuestos, tan vorazmente recaudados por Hacienda, otro destino mejor que alimentar las arcas de los dictadores del hemisferio sur? Si vamos tan sobrados de dinero, cómo puede ser que falten tantas viviendas baratas para jóvenes; cómo se explica que, en España, haya tantos indigentes y que las infraestructuras (véanse los casos del apagón de Barcelona, del desastre de los ferrocarriles, del caos de los aeropuertos etc.) estén tan abandonadas. Hay un déficit de comunicaciones, falta energía eléctrica, se despilfarran las nucleares sin que, a cambio, se establezca un plan de renovación de las centrales alternativas; ni tan siquiera se acaba de tomar la decisión de aceptar el suministro que nos pueda venir de Francia que, por añadidura, resulta mucho más barato que el español, ¿acaso es que no les interesa la competencia francesa a nuestra eléctricas, por miedo a la perder cuota de mercado? La señora De la Vega, en vez impartir feminismo y condonar la deuda nicaraguense (por si faltara algo al despropósito), debería enseñarle al señor Ortega las bondades del sistema de la oferta y la demanda para bajar los precios y conseguir porsperidad. Mientras tanto, ante nuestra estupefacción, va por estos mundos esparciendo el dinero público del Banco de España, como si fuera de su propiedad, siguiendo la teoría de otra ministra, de cuyo nombre no quiero acordarme, que decía aquello de que “ el dinero público no es de nadie” y supongo que su conclusión sería “ tonto el que llegue el último”.
 

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