Y ahora con la intervención
directa del propio Zapatero, quien ha marcado que los
socialistas de la Comunidad Foral tratarán de hacer una
“oposición útil” con el presidente Miguel Sanz, al que
dejarán gobernar, sin poner obstáculos, a lo largo de la
legislatura.
En principio, puede ser algo nuevo en la forma de hacer
política, pero ya veremos si las “buenas intenciones” no se
rompen, en cuanto comience la campaña para las elecciones
generales.
Desde hace tiempo, soy de la opinión de que Zapatero, en su
partido, y fuera de él “no da puntada sin hilo” y la actitud
que acaba de tomar, puede ser muy útil para sacar votos en
otras partes, pero ya veremos la utilidad que le reporta en
la propia Navarra. De momento, y para empezar, puede valer.
Cuando oigo decir a Zapatero que “ las cosas van a cambiar
en las formas, en los estilos y en los contenidos políticos,
en bien de la convivencia” se me pone carne de gallina, al
comprobar que, otra vez, será capaz de engañar a Rajoy en el
terreno más comprometido para el propio Zapatero.
Porque el asunto de Navarra sólo tendría un perdedor, si no
se hace lo que parece que se va a hacer, que gobierne UPN,
mientras que al gobernar los “parientes del PP, el que
tendrá que afinar la puntería en el futuro será Mariano
Rajoy, que va a tener que buscar algo más que palabras
huecas y vacías de significado, para seguir en la escena,
demostrando que es un “primer espada” sólido y no un simple
“novillero” con ganas, pero sin dar la talla.
Oyendo, desde fuera, que se quiere convertir el Parlamento
navarro en eje de la acción política y que PSOE y UPN van a
buscar acuerdos para llevar a cabo una construcción
positiva, es todo ello muy bonito, pero nunca debemos
olvidar, tal como leíamos hace un par de días en uno de los
editoriales del Mundo, que hay dos modelos duramente
enfrentados en la Comunidad de Navarra, modelos que son
irreconciliables, por cuanto uno de ellos defiende la
Constitución, mientras que el otro trata de utilizar, en
principio, una vía constitucional para integrar Navarra y
Euskadi, con lo que un paso más tarde se trataría de lograr
el derecho de autodeterminación de todo este territorio.
Zapatero, aquí, además de hacer un “brindis al sol”, trata
de fortalecer su propia imagen, al renunciar a que se pacte
con Nafarroa Bai, con lo que se da la imagen de que en el
PSOE hay un proyecto nacional y no otra cosa. La situación
es tan ambigua, como inconsistente, y lo único que se está
haciendo es evitar unas nuevas elecciones en Navarra que le
harían perder, por goleada, la Comunidad Foral y, de rebote,
perder una gran parte de sus votos, a nivel nacional.
La jugada, pues, está siendo capitalizada por José Luis
Rodríguez Zapatero, las rentas, ya veremos, quien las
recoge.
Vistos los acontecimientos, Zapatero ha pretendido dar por
zanjada la crisis socialista en la Comunidad Foral de
Navarra, una vez que la Ejecutiva Federal vetó el acuerdo al
que había llegado el PSN que se decantaba por alcanzar un
pacto de gobierno con Izquierda Unida y Nafarroa Bai.
Un cadáver ha quedado en este camino, Fernando Puras, al
haberse fijado desde Madrid, por encima de todo, “los
intereses de la convivencia política”. Con esto se vende la
imagen de un PSOE como paladín de “los que desean un tiempo
de convivencia”. Será, por tanto, el PSOE el que inicie “
una política de convivencia”.
Y para que nada faltara, en su línea habitual de “hacer
amigos”, Pepiño Blanco invita a que abandonen el partido los
militantes críticos que no compartan la decisión de la
Ejecutiva Federal. Esto es lo que se llama libertad en un
partido político. Porque José Blanco insistió en que “la
postura contraria al acuerdo con Nafarroa Bai es de obligado
cumplimiento para todos”. La sentencia está dictada, o se
acepta lo marcado desde Ferraz, o se puede cambiar de
siglas.
Con todo esto, y para que UPN forme gobierno, con Miguel
Sanz, el grupo del PSN se abstendrá en la investidura del
candidato de UPN, pero sin dar un cheque en blanco a Sanz, o
al menos esa es la advertencia que ha hecho Carlos Chirite,
secretario general del PSN. Las espadas, pues, están en todo
lo alto.
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