No hay un mes al que temamos más
los periodistas, que al mes de agosto, donde todo quisqui se
toma un merecido descanso, dejándonos huérfanos de noticias.
Algunos, es cierto, siempre la verdad por delante, se toman
un merecido descanso. A otros les da igual llevan todo el
año descansando. Sólo trabajan cuando van al banco, le han
ingresado el dinero y meten la cosa esa cuadradita en el
cajero automático para sacar parte de lo que le han
ingresado, mirando detenidamente, con mucho cuidado, la
subida realizada no sea que el encargado del asunto se haya
equivocado.
Algunos de vivir pasándolas “canutas”, con trampas hasta
para cazar elefantes cuando por la suerte de la tómbola de
la vida y gracias al de la gorra y el pito con mando, han
recibido el premio del puestecito con la pasta gansa, han
respirado profundamente e incluso a la hora de la retirada,
si es qué algunas vez se retiran todos estos, han seguido
manteniendo un buen nivel de vida. Atrás quedaron los días
de darle vueltas a la cabeza, tratando de averiguar cómo
salir adelante.
Oigas, amigo guardia, encontrarte en tu camino a un gaché
con la gorra y el pito de mando que sea amigo tuyo, es tanta
suerte como si te hubiese tocado la primitiva porque, sin
duda alguna, te soluciona la vida sin pedirte más nada a
cambio, que lealtad y decirle a todo “sí, bwana”.
No te preocupes si no tiene ningún curriculum que presentar,
eso carece de la más mínima importancia. Como carecen de las
más mínimas importancia que muchos ceutíes, auténticas
inteligencias, tengan que emigrar de esta su tierra, porque
nadie les da ni una maldita oportunidad porque, entre otras
cosas, no son amiguetes de los de las gorras y los pitos con
mandos. Si lo fuesen otro gallo les cantaría, y no tendrían
que abandonar la tierra donde nacieron para buscarse la
vida.
Por eso nunca mejor dicha la frase de “ni son todos los que
están, ni están todos los que son”. La pregunta del millón
sería: ¿Por qué dejamos escapar a todas las inteligencias
ceutíes, mientras mantenemos a personajillos con escasos
conocimientos, por no decir ninguno?
Después de darle muchas vueltas a la cabeza, en el supuesto
de que a la cabeza se la pueda hacer girar sobre si misma,
he llegado a la conclusión quizás errónea, no digo que no,
de que a los de las gorras y los pitos no les interesan
nada, pero nada de nada, aquellas personas que puedan ser
mucho más inteligentes que ellos, por el peligro que para
sus personas pueden entrañar.
Cómo van a conseguir que todos ellos, se inclinen ante
cualquiera de sus propuestas y le digan “sí, bwana”. Eso, en
las personas inteligentes, es imposible de realizar.
Analizarían el asunto de la propuesta y, sin lugar a dudas,
darían su opinión que, probablemente, sería la contraria a
la de los mandas. Además la harían de forma razonada y
demostrada locura, no dejaría satisfecho al manda porque, de
esa forma, les demostrarían la gran inutilidad que atesora
su persona. Y, naturalmente, en un inútil y ególatra eso no
se puede admitir.
Así queridos míos, personas inteligentes, mientras estén los
de la gorra y el pito, no hay sitio para ustedes.
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