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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 8 DE AGOSTO DE 2007

 
OPINIÓN / EL MAESTRO

Usted puede ser disléxico

Por Andrés Gómez Fernández


La dislexia es un trastorno que dificulta la capacidad de leer y escribir, y que es más habitual de lo que parece. Entre el diez y el quince por ciento de la población lo sufre, aunque suele costar llegar a saberlo, por lo tanto, es probable que, sin saberlo, usted puede ser disléxico, teniendo en cuenta, que con frecuencia pasa inadvertida. En general, se confunde con problemas de hiperactividad, inmadurez o falta de interés. Todo lo contrario, las personas que presentan este trastorno pueden ser incluso más inteligentes e imaginativas que el resto, y su esfuerzo está fuera de toda duda. “Su gasto de energía puede ser hasta cuatro veces superior”.

Al final, todo este cúmulo de circunstancias acaba de dejar huellas. Es una cadena: la persona desconoce lo que le pasa, sólo sabe que le cuesta leer y escribir, y que su sobreesfuerzo no tiene recompensa. ¿Consecuencias? No sólo se siente inferior e incomprendido, sino que pierde la autoestima, cae en una depresión o incluso sufre ansiedad y trastornos de alimentación o del sueño.

“La distracción, la torpeza y baja coordinación, características de este síndrome, son entendidos como falta de predisposición a la labor escolar; cuando muchas veces hacen un esfuerzo importante para ajustarse a lo que le piden sin poder realizarlo. Por eso la detección precoz de este problema es sumamente importante para no ir sumando a él otros de características emocionales”.

El problema es que no es fácil detectarlo. El II Congreso Nacional de Dislexia, recientemente celebrado en Palma de Mallorca, puso en evidencia la importancia del diagnóstico precoz. Y es que no es nada extraño que la dislexia pase por alto, tanto en el Colegio como en la familia. “Suele diagnosticarse tarde, lo cual es grave, ya que los primeros años de la infancia es cuando existe una mayor plasticidad neuronal a nivel cerebral”. No hay que olvidar que este es un trastorno de origen neurobiológico y la mayoría de los casos tienen una base genética. En los niveles disléxicos, se produce una disfunción en el hemisferio izquierdo que afecta a la velocidad de procesamiento de la información, lo que incapacita al chico para procesar cambios rápidos de estímulos o sucesiones, tanto en el área visual como auditiva.

De este modo, presentan problemas para distinguir y memorizar las letras, así como el orden y ritmo de su colocación para formar las palabras: “d” por “b” “p” por “q”, es fácil que estas personas inviertan letras como éstas, muy similares. También es frecuente eliminar letras o, como ellos mismo reconocen, ver cómo “bailan en el papel”. Todo esto unido a menudo a problemas de coordinación y de orientación espacial y temporal. Los primeros años de inicio en el aprendizaje son cruciales para detectar este problema. De hecho, los especialistas advierten de que no podría hablarse de dislexia antes de los seis años. Además, entre los tres y cinco años pueden aparecer señales de alerta ante una posible predisposición, tales como un desarrollo lento del habla, problemas de pronunciación o dificultad para aprender rutinas y memorizar letras, números, días de las semanas o canciones. Ya a partir de los seis años, la dislexia se puede manifestar en la tendencia al deletreo, la escasa comprensión de la lectura, la dificultad para reconocer una palabra mal escrita y derecha. Son síntomas típicos del disléxico, pero no necesariamente implican que lo sean.

Por supuesto que, antes de darlo por hecho, hay que descartar la existencia de defectos de visión o audición, un coeficiente intelectual bajo, una perturbación emocional, lesiones cerebrales, problemas de salud importantes o un retraso grave del desarrollo. Ante cualquier sospecha, se recomienda a los padres no tener miedo a preguntar, “lo peor es no enterarse de que existe una dificultad”. Lo importante, sea un caso de dislexia u otro problema, es “no etiquetar al niño de vago y no destacar sus errores, más bien motivarlo”. De lo contrario, la frustración y la ansiedad estarán aseguradas.

Por último, no le sorprenda que las figuras relacionadas a continuación fueron disléxicos: Thomas Edison, Walt Disney, Graham Bell, Albert Einstein, Leonardo da Vinci, García Lorca…
 

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