Desde que dejó Ceuta, con apenas 18 años, Juan Pizarro
Simón trabajó en su carrera como joyero y orfebre,
comenzando en Tánger y terminando en Montreux (Suiza), donde
reside hoy en día. 40 años en el oficio le han dado la
experiencia y el prestigio de un artista que desde sus
inicios fue reconocido, siendo elegido muy pronto para
diseñar el trofeo para un importantísimo galardón televisivo
que se otorgaba desde los años sesenta hasta 2006, ‘La rosa
de oro de Montreux’ que hoy guardan en su vitrina personas
como Antonio Mercero. Llegó a abrir tres joyerías en Suiza,
y aún retiene muchos de sus clientes más exclusivos que
aprecian su estilo individual. El artista ceutí, ya
retirado, no ha olvidado sus orígenes, y habla con cariño de
Ceuta y los amigos y familiares que dejó atrás, para
encaminarse a una nueva vida, que le ha dado muchas
satisfacciones tanto profesionales como personales.
Son muchos los ceutíes que en su día dejaron su tierra para
buscar fortuna en otros rincones del globo, y éste es el
caso del joyero y conocido artista Juan Pizarro Simón, que
vive hoy, y desde hace más de cuarenta años en Suiza.
Responde al teléfono con un tímido “hola” que se transforma
en un cálido saludo cuando confirma que la llamada proviene
de su ciudad natal. Relajado, deja entrever la ilusión que
le produce hablar con nosotros y cuenta entusiasmado
fragmentos de su vida, comenzando por el momento en que
abandonó Ceuta. “ Me fui de allí con 18 años, y me marché a
Tánger, donde aprendí el oficio de joyero – explica- y
cuando consiguió la independencia recibí una oferta de
trabajo en Suiza, para trabajar en una joyería. Estuve allí
unos par de años, pero acabé montando mi propio negocio”,
afirma.
El negocio prosperó, y Pizarro se convirtió pronto en
sinónimo de calidad y prestigio en Montreux, la ciudad suiza
donde el joyero consiguió abrir tres sucursales de su
empresa. Desde allí, continuó desarrollando su carrera como
diseñador de joyas, lo que le llevó en 1961 a elaborar la
pieza que se convertiría en símbolo del Festival de
radiotelevisión de Montreux, que otorgaba la ‘Rosa de oro de
la televisión’. El premio televisivo más importante tras los
EMI norteamericanos y el de más categoría a nivel europeo
durante muchos años.
Diseñador
Pizarro se había convertido en el diseñador de un premio de
gran importancia a nivel internacional, que consistía en una
rosa de oro cuyos pétalos descansaban en un anillo
rectangular (semejando la forma de la televisión), con una
bola del mundo en el centro y montada sobre un pedestal. “
Cada año hacía tres piezas del trofeo: una de oro, una de
plata y una de bronce; Además también diseñé una cuarta
llamada Rosa de Charles Chaplin que, en lugar de una bola
del mundo, tenía un bastón y un sombrero hongo dentro”,
comenta. “ Este premio era para los programas de comedia,
que solían ganar siempre programas de habla inglesa, como
‘Los teleñecos’, explica el orfebre. Para crear el premio,
el artista dice que se inspiraba en su “sabiduría”; “ Me
gusta hacer dibujo y desde siempre me he centrado mucho en
mi trabajo, soy un creador”.
Entre los programas españoles que ganaron el premio, estuvo
‘Historia de la frivolidad’, de Chicho Ibáñez Serrador,
primer español en recibir el galardón. Hasta 1974, con el
‘Don Juan’ de Antonio Mercero, no volvió a adjudicarse a
ningún programa español, que fue a recaer en Sevillanas, de
Carlos Saura, en 1993.
Por otra parte, Pizarro diseñó también el galardón para el
Primer Festival de cine Judío, el llamado Astrolaba , y que
llevó él mismo hasta Jerusalén, donde se celebraba el
certamen. “ Disfruté mucho de aquel evento, pero si hay algo
que es cierto es que aquel premio nunca terminaron de
pagármelo – ríe – cuando estaba allí me dijeron que una vez
en Suiza tendría el dinero en mi cuenta. Pero pasó un año,
pasaron dos… y a día de hoy no he recibido lo que faltaba.
Aunque ya no importa, pasé unos días estupendos en los que
me alojé en un hotel con todos los gastos pagados y tengo un
buen recuerdo de la experiencia” afirma. Ahora Pizarro ya
está retirado, ha cerrado sus joyerías y vive tranquilo con
su mujer, Micheline, disfrutando con el tiempo que antes no
tenía de sus dos hijos y nietos. “ Me gustaría ir a Ceuta
para ver la feria – dice- pero lo tendré que dejar para otro
año. De momento espero hacer una visita en Septiembre”.
Pizarro conserva muchos lazos familiares y amigos en la
ciudad, a los que recuerda desde Montreux.
Dice que es muy feliz en Suiza, y que, pese a estar
retirado, sigue recibiendo las visitas de clientes árabes y
rusos que le piden piezas exclusivas, por las que pueden
llegar a pagar de 100.000 a 200.000 euros.
Desde su lugar de residencia, han llegado a sus oídos
noticias del éxito de joyeros como Chocrón, con la reciente
presentación del reloj ‘Aquatimer Cousteau’, y se muestra
contento por ello. “Trabajé con Chocrón en mis primeros años
y aprendí de él, me alegro de que también esté teniendo
éxito”, apunta.
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